Estoy tan harta que si por mí fuera cogería una maleta ya mismo para irme allá donde me lleve el viento.
Estoy harta de escuchar que los profesores no valemos para nada, que ésto lo puede hacer cualquiera. Harta de que se nos menosprecie cuando tenemos en nuestras manos el futuro de todos.
Harta de que unos pocos estén haciendo que descienda la calidad de vida y educación del resto, únicamente por llenarse los bolsillos. Me cansa que se dediquen a destruir lo que estaba bien con el pretexto de una crisis que ellos mismos han creado y que estamos pagando todos, excepto ellos.
Me harta que por treinta euros de mierda me denieguen una beca de más de mil, de haberme esforzado para tener que terminar pidiendo dinero a mis padres para poder pagarlo y tener mi título que tantos años me está llevando.
Pero de todos modos, lo que más me harta del tema es que si hubiera estado estudiando una ingeniería y no magisterio, me habrían concedido la beca, porque el baremo no es el mismo. Mi carrera no es más fácil que otras,sólo son distintas, y para un ingeniero, mi carrera puede ser aún más compleja que la suya, porque no todos valemos para lo mismo. Yo no crearé puentes y edificios seguros, pero los futuros ingenieros pasarán por mis manos. Ni salvaré las vidas de otros, pero sí que guiaré a los futuros médicos en sus primeros pasos.
Claro que, pensándolo bien, serán los futuros ingenieros de la otra punta del mundo los que pasen por mis manos, porque aquí la mayoría no podrán permitirse ser ingenieros, ni médicos, ni maestros.
Porque les cortarán las alas antes de que prueben a volar.
Nos mean encima y nos dicen que llueve...