Entonces, la foto ocupó casi toda la pantalla del portátil.
Aquel primer plano me devolvió a aquellos días y no pude evitar llevarme las manos a la cara.
Por todo aquello, aquellos años en los que, si ya era cerrada, lo fui aun más.
Aquellos años en los que salir a la calle suponía un reto.
Una vergüenza de la que por más que lo intentaba no podía librarme y que, además, veía todo el mundo.
Comentarios al pasar de gente de mi edad mencionando el asco que sentían al mirar.
Comentarios de niños que preguntaban inocentemente qué me pasaba y sus padres no sabían qué contestar para evitar cualquier comentario hiriente, así que por lo general se dedicaban a decir que estaba enferma.
Comentarios de amigos de mis padres que daban consejos absurdos bienintencionados pero que sólo me hacían sentir mal... como si el chorizo, que ni siquiera me gusta, o la higiene, tuvieran la culpa.
Miradas que decían todo cuando comía inocentemente un donut, una palmera o un simple helado con pepitas de chocolate.
Aquellos años en los que la mera idea de ir al instituto me hacía ponerme enferma.
Desde apuntes rotos hasta bolitas de chicle mascado en el pelo pasando por pintadas en la mesa y notas con dibujos.
Y qué decir del pobre chico por el cual me sentía atraída. Le respaldaban como si el hecho de que yo sintiera algo fuera una maldición y fuera a pegarle cualquier cosa.
Una vez hicieron hasta una canción al respecto. Me la cantaban por los pasillos.
Nunca unos buenos días, ni un hola al pasar al aula.
Con suerte llegaba lo suficientemente pronto como para que no hubiera nadie o lo suficientemente tarde como para que la clase hubiera empezado, y la mitad de días mentía diciendo que no me encontraba bien.
Tiempo después de que todo aquello terminase,cada mañana me llevaba las manos a la cara para comprobar que realmente todo había pasado y no era un sueño.
Y hoy me acuerdo y no puedo evitar llorar por todo, porque aunque la parte externa esté curada, hay cosas que no se borrarán.
lunes, 18 de noviembre de 2013
domingo, 7 de julio de 2013
jueves, 11 de abril de 2013
A.S.I
Si soy sincera no he tenido una semana muy buena en el colegio.Ninguna es buena del todo, pero ésta ha sido especialmente dura por las cosas que sabes que pasan a tus alumnos y con las que no puedes hacer más que mirar y esperar mientras algunos de tus niños tratan de sobrevivir como pueden. Y lo peor es que aun sabiéndolo, tienes que callar.
En la clase de 4 años hay un niño que tenía un comportamiento un poco raro, que se ha acentuado muchísimo en los últimos días.
Ahora no obedece, ignora a las profesoras, durante la realización de fichas las dobla y las rompe y usa únicamente el color rojo aunque sepa que tiene que usar otros colores. El color rojo, pese a ser uno de los favoritos de los niños y si se usa en combinación con otros simboliza estabilidad, al ser usado en sus dibujos como color único simboliza falta de autocontrol, irracionalidad y sexualidad prematura.
Acude al centro desatendido, sucio y en ocasiones con el pijama bajo la ropa, la cara manchada y en con arañazos.
Tanto es así que la tutora ha decidido llevar al niño a la enfermería, donde le han preguntado cómo se ha hecho esos arañazos.
La contestación del niño fue: Me los ha hecho papá. Papá es muy malo.
Tenerlo delante y no poder hacer nada me pone los pelos de punta.
En la clase de 4 años hay un niño que tenía un comportamiento un poco raro, que se ha acentuado muchísimo en los últimos días.
Ahora no obedece, ignora a las profesoras, durante la realización de fichas las dobla y las rompe y usa únicamente el color rojo aunque sepa que tiene que usar otros colores. El color rojo, pese a ser uno de los favoritos de los niños y si se usa en combinación con otros simboliza estabilidad, al ser usado en sus dibujos como color único simboliza falta de autocontrol, irracionalidad y sexualidad prematura.
Acude al centro desatendido, sucio y en ocasiones con el pijama bajo la ropa, la cara manchada y en con arañazos.
Tanto es así que la tutora ha decidido llevar al niño a la enfermería, donde le han preguntado cómo se ha hecho esos arañazos.
La contestación del niño fue: Me los ha hecho papá. Papá es muy malo.
Tenerlo delante y no poder hacer nada me pone los pelos de punta.
Sigo aquí!
Últimamente tengo tantas cosas que hacer que apenas tengo tiempo para dedicarme a escribir en este blog, y aunque poca gente lee mis andaduras es posible que piensen que lo he cerrado. ¡No amigos! No cerraría esto sin antes despedirme (y no, no es esa la razón de esta entrada).
Estoy terminando la carrera y me encuentro haciendo prácticas en un colegio de mi pueblecito al noroeste de la Comunidad de Madrid. Es un cole bastante conflictivo, lo que aumenta considerablemente mi trabajo, además estoy ultimando los detalles de mi cosplay para Expomanga Madrid 2013, y tengo esto un poco abandonado...
En fin, que sepan que sigo por aquí y de vez en cuando, cuando tenga algo que contar, publicaré alguna cosa, no os preocupeis.
Un saludote!
domingo, 13 de enero de 2013
Hacía tiempo que no necesitaba expresar lo que siento, pero hoy me veo en la necesidad de hacerlo.
Estoy tan harta que si por mí fuera cogería una maleta ya mismo para irme allá donde me lleve el viento.
Estoy harta de escuchar que los profesores no valemos para nada, que ésto lo puede hacer cualquiera. Harta de que se nos menosprecie cuando tenemos en nuestras manos el futuro de todos.
Harta de que unos pocos estén haciendo que descienda la calidad de vida y educación del resto, únicamente por llenarse los bolsillos. Me cansa que se dediquen a destruir lo que estaba bien con el pretexto de una crisis que ellos mismos han creado y que estamos pagando todos, excepto ellos.
Me harta que por treinta euros de mierda me denieguen una beca de más de mil, de haberme esforzado para tener que terminar pidiendo dinero a mis padres para poder pagarlo y tener mi título que tantos años me está llevando.
Pero de todos modos, lo que más me harta del tema es que si hubiera estado estudiando una ingeniería y no magisterio, me habrían concedido la beca, porque el baremo no es el mismo. Mi carrera no es más fácil que otras,sólo son distintas, y para un ingeniero, mi carrera puede ser aún más compleja que la suya, porque no todos valemos para lo mismo. Yo no crearé puentes y edificios seguros, pero los futuros ingenieros pasarán por mis manos. Ni salvaré las vidas de otros, pero sí que guiaré a los futuros médicos en sus primeros pasos.
Claro que, pensándolo bien, serán los futuros ingenieros de la otra punta del mundo los que pasen por mis manos, porque aquí la mayoría no podrán permitirse ser ingenieros, ni médicos, ni maestros.
Porque les cortarán las alas antes de que prueben a volar.
Nos mean encima y nos dicen que llueve...
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