Hace un momento, salí de trabajar y me dirigí a la parada del autobús a esperar. A lo lejos pude ver que estaba llena de gente, lo cual me alegró, ya que eso es señal de que aún no ha pasado... hasta que me acerqué más.
Mi gozo en un pozo.
Esa gente no era más que un grupo de adolescentes hormonados haciendo botellón.
Toda la marquesina era para ellos 6, sendos minis y una botella de ron. Cuatro chicos y dos chicas.
Cuatro chicos borrachos destrozando la parada de bus y dos chicas semidesnudas que también destrozaban la parada de bus.
Cuatro chicos tratando como putas a las chicas, y ellas dejándose.
El suelo lleno de bebida derramada, envoltorios de hamburguesas y orín.
Ver semejante escena me ha hecho recordar cómo eran mis compañeros de instituto.
Aquellos compañeros que salían de botellón cada fin de semana y volvían de empalme a clase.
Aquellos compañeros que hacían de cada día una tortura.
Aquellos compañeros que no me dirigían la palabra, que cuchicheaban a mi paso y apartaban la mirada al verme.
Aquellos compañeros que cuando se aburrían no encontraban nada mejor que hacer que tirarme bolitas de chicle mascado al pelo.
Aquellos compañeros tan miserables que para poder vivir necesitaban a alguien más miserable que ellos.
Porque el ser humano es asi.
Tan miserable que necesita ver que algo lo pasa peor que ellos, sea una parada de autobús, un animal u otra persona.
Tan miserable,que no le importa ser un poco más miserable si con ello puede herir a alguien.
lunes, 26 de diciembre de 2011
viernes, 9 de diciembre de 2011
9 de diciembre.
Hoy, vuelve a ser 9 de diciembre.
Hoy saco de nuevo mi corazón del pecho y acaricio aquella cicatriz.
Pero hoy, aunque sigue ahí... no me estremezco.
Hoy, mi pequeño corazoncito no tiembla cuando me acuerdo de aquel no.
No tengo miedo, no recuerdo tu mirada azul vacía, ni tu voz.
Hoy, es un día lleno de colores.
Hoy saco de nuevo mi corazón del pecho y acaricio aquella cicatriz.
Pero hoy, aunque sigue ahí... no me estremezco.
Hoy, mi pequeño corazoncito no tiembla cuando me acuerdo de aquel no.
No tengo miedo, no recuerdo tu mirada azul vacía, ni tu voz.
Hoy, es un día lleno de colores.
lunes, 5 de diciembre de 2011
17
jueves, 1 de diciembre de 2011
Malas noticias
Me puse los auriculares y subí al primer autobús antes de que el sol despuntara anunciando a los gallos el inicio de un nuevo día.
"I´m not prepared, i´m running scared..."
En ese momento, esa canción me dijo una verdad como un templo aunque decidí ignorarlo y pensar que todo me iba a ir bien, que todo saldría bien.
Qué ingenua.
Apenas cuatro horas más tarde ya sabía cómo iba a acabar todo.
La primera llamada, mi hermano. Yo compraba gominolas, un dulce para endulzar una amarga derrota y sonó el teléfono con su particular melodía, asustando al personal como de costumbre.
Intenta animarme y siembra en mí una semilla de esperanza que minutos mas tarde mi pareja regará y algunos amigos abonarán con gusto y sin malicia alguna.
Pasa el día de una forma tranquila y apacible a pesar de todo ya que la tormenta únicamente había comenzado a formarse.
El sol despunta de nuevo, suena el despertador y ya estoy despierta. He dormido mucho y bien, así que no me encuentro cansada. Tengo hambre, desayuno cual lobo y me arrepiento en cuanto llega al estómago, que se revuelve mosqueado.
Me voy al colegio. Me reciben entre abrazos y sonrío. Me olvido de que pasan las horas, me meto bajo un paracaídas de colores y deseo por un momento que fuera parte de mi, para volar y olvidarme de lo que estaba presintiendo que iba a llegar.
Hora de comer.
Hora de mirar el resultado.
Evidentemente, era desfavorable.
Ya lo esperaba así que no me desmorono... hasta que la segunda mala noticia del día, bastante peor que la primera, me tira hacia el fondo del lago sobre el cual me encontraba caminando.
Así que lloro hasta que no puedo más... o hasta que da la hora de volver con los niños.
Más abrazos hacen que me olvide de toda tormenta y de pronto, sin ser del todo consciente, me encuentro mejor.
Pero no dura, porque en cuanto me quedo sola, el grifo se abre y no puedo parar.
Supongo que lo único que me queda es esperar a que ésto se dé la vuelta, y si es cierto que por cada mala noticia viene una buena, decidiré esperar paciente a las buenas...
"I´m not prepared, i´m running scared..."
En ese momento, esa canción me dijo una verdad como un templo aunque decidí ignorarlo y pensar que todo me iba a ir bien, que todo saldría bien.
Qué ingenua.
Apenas cuatro horas más tarde ya sabía cómo iba a acabar todo.
La primera llamada, mi hermano. Yo compraba gominolas, un dulce para endulzar una amarga derrota y sonó el teléfono con su particular melodía, asustando al personal como de costumbre.
Intenta animarme y siembra en mí una semilla de esperanza que minutos mas tarde mi pareja regará y algunos amigos abonarán con gusto y sin malicia alguna.
Pasa el día de una forma tranquila y apacible a pesar de todo ya que la tormenta únicamente había comenzado a formarse.
El sol despunta de nuevo, suena el despertador y ya estoy despierta. He dormido mucho y bien, así que no me encuentro cansada. Tengo hambre, desayuno cual lobo y me arrepiento en cuanto llega al estómago, que se revuelve mosqueado.
Me voy al colegio. Me reciben entre abrazos y sonrío. Me olvido de que pasan las horas, me meto bajo un paracaídas de colores y deseo por un momento que fuera parte de mi, para volar y olvidarme de lo que estaba presintiendo que iba a llegar.
Hora de comer.
Hora de mirar el resultado.
Evidentemente, era desfavorable.
Ya lo esperaba así que no me desmorono... hasta que la segunda mala noticia del día, bastante peor que la primera, me tira hacia el fondo del lago sobre el cual me encontraba caminando.
Así que lloro hasta que no puedo más... o hasta que da la hora de volver con los niños.
Más abrazos hacen que me olvide de toda tormenta y de pronto, sin ser del todo consciente, me encuentro mejor.
Pero no dura, porque en cuanto me quedo sola, el grifo se abre y no puedo parar.
Supongo que lo único que me queda es esperar a que ésto se dé la vuelta, y si es cierto que por cada mala noticia viene una buena, decidiré esperar paciente a las buenas...
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