Hace un momento, salí de trabajar y me dirigí a la parada del autobús a esperar. A lo lejos pude ver que estaba llena de gente, lo cual me alegró, ya que eso es señal de que aún no ha pasado... hasta que me acerqué más.
Mi gozo en un pozo.
Esa gente no era más que un grupo de adolescentes hormonados haciendo botellón.
Toda la marquesina era para ellos 6, sendos minis y una botella de ron. Cuatro chicos y dos chicas.
Cuatro chicos borrachos destrozando la parada de bus y dos chicas semidesnudas que también destrozaban la parada de bus.
Cuatro chicos tratando como putas a las chicas, y ellas dejándose.
El suelo lleno de bebida derramada, envoltorios de hamburguesas y orín.
Ver semejante escena me ha hecho recordar cómo eran mis compañeros de instituto.
Aquellos compañeros que salían de botellón cada fin de semana y volvían de empalme a clase.
Aquellos compañeros que hacían de cada día una tortura.
Aquellos compañeros que no me dirigían la palabra, que cuchicheaban a mi paso y apartaban la mirada al verme.
Aquellos compañeros que cuando se aburrían no encontraban nada mejor que hacer que tirarme bolitas de chicle mascado al pelo.
Aquellos compañeros tan miserables que para poder vivir necesitaban a alguien más miserable que ellos.
Porque el ser humano es asi.
Tan miserable que necesita ver que algo lo pasa peor que ellos, sea una parada de autobús, un animal u otra persona.
Tan miserable,que no le importa ser un poco más miserable si con ello puede herir a alguien.
lunes, 26 de diciembre de 2011
viernes, 9 de diciembre de 2011
9 de diciembre.
Hoy, vuelve a ser 9 de diciembre.
Hoy saco de nuevo mi corazón del pecho y acaricio aquella cicatriz.
Pero hoy, aunque sigue ahí... no me estremezco.
Hoy, mi pequeño corazoncito no tiembla cuando me acuerdo de aquel no.
No tengo miedo, no recuerdo tu mirada azul vacía, ni tu voz.
Hoy, es un día lleno de colores.
Hoy saco de nuevo mi corazón del pecho y acaricio aquella cicatriz.
Pero hoy, aunque sigue ahí... no me estremezco.
Hoy, mi pequeño corazoncito no tiembla cuando me acuerdo de aquel no.
No tengo miedo, no recuerdo tu mirada azul vacía, ni tu voz.
Hoy, es un día lleno de colores.
lunes, 5 de diciembre de 2011
17
jueves, 1 de diciembre de 2011
Malas noticias
Me puse los auriculares y subí al primer autobús antes de que el sol despuntara anunciando a los gallos el inicio de un nuevo día.
"I´m not prepared, i´m running scared..."
En ese momento, esa canción me dijo una verdad como un templo aunque decidí ignorarlo y pensar que todo me iba a ir bien, que todo saldría bien.
Qué ingenua.
Apenas cuatro horas más tarde ya sabía cómo iba a acabar todo.
La primera llamada, mi hermano. Yo compraba gominolas, un dulce para endulzar una amarga derrota y sonó el teléfono con su particular melodía, asustando al personal como de costumbre.
Intenta animarme y siembra en mí una semilla de esperanza que minutos mas tarde mi pareja regará y algunos amigos abonarán con gusto y sin malicia alguna.
Pasa el día de una forma tranquila y apacible a pesar de todo ya que la tormenta únicamente había comenzado a formarse.
El sol despunta de nuevo, suena el despertador y ya estoy despierta. He dormido mucho y bien, así que no me encuentro cansada. Tengo hambre, desayuno cual lobo y me arrepiento en cuanto llega al estómago, que se revuelve mosqueado.
Me voy al colegio. Me reciben entre abrazos y sonrío. Me olvido de que pasan las horas, me meto bajo un paracaídas de colores y deseo por un momento que fuera parte de mi, para volar y olvidarme de lo que estaba presintiendo que iba a llegar.
Hora de comer.
Hora de mirar el resultado.
Evidentemente, era desfavorable.
Ya lo esperaba así que no me desmorono... hasta que la segunda mala noticia del día, bastante peor que la primera, me tira hacia el fondo del lago sobre el cual me encontraba caminando.
Así que lloro hasta que no puedo más... o hasta que da la hora de volver con los niños.
Más abrazos hacen que me olvide de toda tormenta y de pronto, sin ser del todo consciente, me encuentro mejor.
Pero no dura, porque en cuanto me quedo sola, el grifo se abre y no puedo parar.
Supongo que lo único que me queda es esperar a que ésto se dé la vuelta, y si es cierto que por cada mala noticia viene una buena, decidiré esperar paciente a las buenas...
"I´m not prepared, i´m running scared..."
En ese momento, esa canción me dijo una verdad como un templo aunque decidí ignorarlo y pensar que todo me iba a ir bien, que todo saldría bien.
Qué ingenua.
Apenas cuatro horas más tarde ya sabía cómo iba a acabar todo.
La primera llamada, mi hermano. Yo compraba gominolas, un dulce para endulzar una amarga derrota y sonó el teléfono con su particular melodía, asustando al personal como de costumbre.
Intenta animarme y siembra en mí una semilla de esperanza que minutos mas tarde mi pareja regará y algunos amigos abonarán con gusto y sin malicia alguna.
Pasa el día de una forma tranquila y apacible a pesar de todo ya que la tormenta únicamente había comenzado a formarse.
El sol despunta de nuevo, suena el despertador y ya estoy despierta. He dormido mucho y bien, así que no me encuentro cansada. Tengo hambre, desayuno cual lobo y me arrepiento en cuanto llega al estómago, que se revuelve mosqueado.
Me voy al colegio. Me reciben entre abrazos y sonrío. Me olvido de que pasan las horas, me meto bajo un paracaídas de colores y deseo por un momento que fuera parte de mi, para volar y olvidarme de lo que estaba presintiendo que iba a llegar.
Hora de comer.
Hora de mirar el resultado.
Evidentemente, era desfavorable.
Ya lo esperaba así que no me desmorono... hasta que la segunda mala noticia del día, bastante peor que la primera, me tira hacia el fondo del lago sobre el cual me encontraba caminando.
Así que lloro hasta que no puedo más... o hasta que da la hora de volver con los niños.
Más abrazos hacen que me olvide de toda tormenta y de pronto, sin ser del todo consciente, me encuentro mejor.
Pero no dura, porque en cuanto me quedo sola, el grifo se abre y no puedo parar.
Supongo que lo único que me queda es esperar a que ésto se dé la vuelta, y si es cierto que por cada mala noticia viene una buena, decidiré esperar paciente a las buenas...
sábado, 5 de noviembre de 2011
Noviembre
Y entonces te ví, ahí parado, esperandome como cada sábado, con la mirada perdida. Caminé hacia tí y entonces me miraste. Sonreiste.
Llegué a tu alcance y lo primero que hiciste fue darme un abrazo de esos que quitan el aliento y entonces...
Entonces me perdí de nuevo entre ellos, disfruté de tu olor y quise que ése abrazo no terminara nunca, así que te rodeé con mis brazos y me dejé perder de nuevo.
Sin embargo, me soltaste... lo justo para besarme.
El contacto con tus labios me devolvió a la vida. Supe que seguías ahí, queriéndome igual que una eternidad de tres días atrás.
Quise quedarme toda la tarde disfrutando de la sensación, como si de un nuevo primer beso se tratara. Como si hubiéramos viajado en el tiempo, dieciséis meses atrás, a ese momento en que nos fundimos por primera vez en el suave césped bañado por un atardecer veraniego.
Porque he tenido mucho miedo estos días. Pensé que te irías de mi lado, que no volveríamos a volar, ni a olvidarnos del planeta bajo una capa de plumas.
Y no quiero que eso pase.
Porque desde aquel veinte de marzo nada ha vuelto a ser igual.
Porque aquella noche, cuando nos cogimos de la mano, algo se despertó dentro de mi.
Algo que comenzó a crecer por tí y seguirá haciendolo hasta que lo envenenes.
Porque aquel cinco de julio comenzamos un cuento maravilloso del que no veo el final.
Porque eres lo que más me importa en esta vida, y lo más bonito que me ha pasado nunca.
Te amo. No sabes cuanto.
Llegué a tu alcance y lo primero que hiciste fue darme un abrazo de esos que quitan el aliento y entonces...
Entonces me perdí de nuevo entre ellos, disfruté de tu olor y quise que ése abrazo no terminara nunca, así que te rodeé con mis brazos y me dejé perder de nuevo.
Sin embargo, me soltaste... lo justo para besarme.
El contacto con tus labios me devolvió a la vida. Supe que seguías ahí, queriéndome igual que una eternidad de tres días atrás.
Quise quedarme toda la tarde disfrutando de la sensación, como si de un nuevo primer beso se tratara. Como si hubiéramos viajado en el tiempo, dieciséis meses atrás, a ese momento en que nos fundimos por primera vez en el suave césped bañado por un atardecer veraniego.
Porque he tenido mucho miedo estos días. Pensé que te irías de mi lado, que no volveríamos a volar, ni a olvidarnos del planeta bajo una capa de plumas.
Y no quiero que eso pase.
Porque desde aquel veinte de marzo nada ha vuelto a ser igual.
Porque aquella noche, cuando nos cogimos de la mano, algo se despertó dentro de mi.
Algo que comenzó a crecer por tí y seguirá haciendolo hasta que lo envenenes.
Porque aquel cinco de julio comenzamos un cuento maravilloso del que no veo el final.
Porque eres lo que más me importa en esta vida, y lo más bonito que me ha pasado nunca.
Te amo. No sabes cuanto.
jueves, 3 de noviembre de 2011
ssssshhhhhhhh
Sentada en la cama, escuchando llover, gotita tras gotita la princesa empieza a caer.
Los nervios la estan machacando, no puede dormir, pues siente que de su lado su lobo va a partir...
Me preguntas qué me pasa y yo no sé qué responder.
Yo sólo sé que no se nada.
Sólo sé que no puedo impedirte nada. No soy quién para hacerlo.
Sé que no puedo hacer nada más que no pensarlo.
Que lo mejor que puedo hacer es callar y esperar...
Sin embargo, la incertidumbre me machaca y cada minuto que pasa es peor.
Tan solo espero que pase rápido, y que todo siga como estaba antes.
Mientas tanto, sólo puedo respirar.
Los nervios la estan machacando, no puede dormir, pues siente que de su lado su lobo va a partir...
Me preguntas qué me pasa y yo no sé qué responder.
Yo sólo sé que no se nada.
Sólo sé que no puedo impedirte nada. No soy quién para hacerlo.
Sé que no puedo hacer nada más que no pensarlo.
Que lo mejor que puedo hacer es callar y esperar...
Sin embargo, la incertidumbre me machaca y cada minuto que pasa es peor.
Tan solo espero que pase rápido, y que todo siga como estaba antes.
Mientas tanto, sólo puedo respirar.
miércoles, 19 de octubre de 2011
Sexo
En mi habitual trayecto en tren de hace un par de días, leyendo el periódico venía un especial sobre sexo. No me llamó demasiado la atención ya que no recuerdo sobre qué trataba exactamente. Sin embargo, sí recuerdo una columna de esa misma página, sobre sexo también.
Ésta hablaba sobre la genitalidad, la pura carne y la concepción del sexo de los adolescentes de hoy.
Desde luego, llevaba toda la razón del mundo.
Decía que de un tiempo a esta parte se ha dejado de vincular el sexo a los sentimientos por otra persona, y que únicamente se presta atención a los genitales, en lugar de a la totalidad del cuerpo. Se mantienen relaciones pensando únicamente en uno mismo, en el placer vacío de cinco minutos de frotación genital, y al día siguiente si te he visto no me acuerdo.
La columnista afirmaba que se debe a la sexualización que la sociedad hace de todo. Por ejemplo, para anunciar cualquier producto, sale una muchacha ligera de ropa y de buen ver. Decía que éso ha propiciado una obsesión con el cuerpo, y el olvidarnos de la importancia que tiene sentir cosas más que verlas. Pero de eso hablaré otro día.
No estoy del todo de acuerdo con esa teoría suya, pero sí que lo estoy con la afirmación de ese sexo vacío al que se entregan montones de jóvenes cada noche. Se ha olvidado que una de las cosas mas bonitas del mundo es precisamente compartirte con alguien a quien amas de verdad, explorar cada rincón con dedicación y paciencia, y disfrutar de ser explorado de la misma manera, sin presiones, sin obligaciones y simplemente expresando sentimientos.
Y me da pena, mucha. Porque todo eso, no puede desembocar en nada bueno.
Porque el sexo tiene consecuencias, y eso sí que no debe olvidarse.
Ésta hablaba sobre la genitalidad, la pura carne y la concepción del sexo de los adolescentes de hoy.
Desde luego, llevaba toda la razón del mundo.
Decía que de un tiempo a esta parte se ha dejado de vincular el sexo a los sentimientos por otra persona, y que únicamente se presta atención a los genitales, en lugar de a la totalidad del cuerpo. Se mantienen relaciones pensando únicamente en uno mismo, en el placer vacío de cinco minutos de frotación genital, y al día siguiente si te he visto no me acuerdo.
La columnista afirmaba que se debe a la sexualización que la sociedad hace de todo. Por ejemplo, para anunciar cualquier producto, sale una muchacha ligera de ropa y de buen ver. Decía que éso ha propiciado una obsesión con el cuerpo, y el olvidarnos de la importancia que tiene sentir cosas más que verlas. Pero de eso hablaré otro día.
No estoy del todo de acuerdo con esa teoría suya, pero sí que lo estoy con la afirmación de ese sexo vacío al que se entregan montones de jóvenes cada noche. Se ha olvidado que una de las cosas mas bonitas del mundo es precisamente compartirte con alguien a quien amas de verdad, explorar cada rincón con dedicación y paciencia, y disfrutar de ser explorado de la misma manera, sin presiones, sin obligaciones y simplemente expresando sentimientos.
Y me da pena, mucha. Porque todo eso, no puede desembocar en nada bueno.
Porque el sexo tiene consecuencias, y eso sí que no debe olvidarse.
domingo, 16 de octubre de 2011
Harta
Hoy me levantéde la cama y decidí esperarla para desayunar las dos juntas.
Buenos días. Hola.
Cojo el cesto de la ropa y bajo con él las escaleras para que no tenga que bajarlo ella.Me lo quita nada más llegar abajo y me ordena que baje a abrir al perro. Lo hago.
Subo a la cocina, y me siento mientras ella pone la lavadora hasta que la veo terminar y saco la leche y un par de vasos.
Olvido que ella también toma leche y la meto en la nevera, así que me regaña antes de que termine de cerrar la puerta del frigorífico. Saco de nuevo la leche.
Meto mi vaso en el micro, ya que no calienta bien dos vasos a la vez y recibo otra regañina por haber metido sólo el mio.
Lo saco y meto el suyo.
Se hace unas tostadas sin contar conmigo. Pero no importa porque me apetecía otra cosa.
Desayuna leyendo el periódico y cuando intento sacar conversación la cuento que mi grupo favorito va a sacar un nuevo disco el 14 de febrero. Me dice de malas maneras que me lo regale mi novio, así que la contesto que sabe de sobra que no celebramos san valentin por ser una gilipollez. No vuelvo a hablar con ella en todo el desayuno, pero recojo ambos vasos, en silencio sepulcral.
Vuelvo a mi habitación y mientras hago la cama la veo aparecer con la aspiradora. Me vuelve a regañar para que recoja todo y limpie el polvo. Lo acabo haciendo, aunque mis planes eran terminar el trabajo de la universidad que tengo pendiente.
Durante todo el rato que estoy limpiando, no nos dirigimos la palabra salvo cuando sin previo aviso me llama. Voy a su encuentro y me exige que me suba a la báscula.
Me subo, desconcertada, y el peso que marca es el que la repito hasta la saciedad que tengo.
Poco después le pregunto si quiere que me quede a comer con ella. Hago la pregunta porque parece que está de mal humor y llevamos toda la mañana chocando, asi que quizá lo que quiere es estar sola. Me dice que haga lo que quiera, así que llamo a la otra mitad de mi familia para avisar de que voy a comer con ellos.
Nada más colgar el teléfono, ella se queja de mi falta de consideración y chocamos más fuerte. La digo que me dijo que hiciera lo que quisiera, y ella dice que tenía que salir de mí el quedarme ya que está sola, pero yo contesto que también he estado sola y no me he quejado. La cosa va desvariando hasta que se queja de que no pasamos tiempo juntas, que para un dia que tenemos para comer... Cierto es, pero también lo es que muchos de esos dias en los que he querido estar con ella no ha estado.
Además me ha dicho que estoy escuálida, que no estudio, que la duele haber soltado el dinero para mi carnet... y muchas otras cosas que me han dolido.
Yo sólo quería pasar un poco de tiempo con ella hoy, sin discusiones. Por eso la dije que podría ayudarme con mi trabajo esta tarde, porque más importante que el trabajo, es hacerlo con ella...
Buenos días. Hola.
Cojo el cesto de la ropa y bajo con él las escaleras para que no tenga que bajarlo ella.Me lo quita nada más llegar abajo y me ordena que baje a abrir al perro. Lo hago.
Subo a la cocina, y me siento mientras ella pone la lavadora hasta que la veo terminar y saco la leche y un par de vasos.
Olvido que ella también toma leche y la meto en la nevera, así que me regaña antes de que termine de cerrar la puerta del frigorífico. Saco de nuevo la leche.
Meto mi vaso en el micro, ya que no calienta bien dos vasos a la vez y recibo otra regañina por haber metido sólo el mio.
Lo saco y meto el suyo.
Se hace unas tostadas sin contar conmigo. Pero no importa porque me apetecía otra cosa.
Desayuna leyendo el periódico y cuando intento sacar conversación la cuento que mi grupo favorito va a sacar un nuevo disco el 14 de febrero. Me dice de malas maneras que me lo regale mi novio, así que la contesto que sabe de sobra que no celebramos san valentin por ser una gilipollez. No vuelvo a hablar con ella en todo el desayuno, pero recojo ambos vasos, en silencio sepulcral.
Vuelvo a mi habitación y mientras hago la cama la veo aparecer con la aspiradora. Me vuelve a regañar para que recoja todo y limpie el polvo. Lo acabo haciendo, aunque mis planes eran terminar el trabajo de la universidad que tengo pendiente.
Durante todo el rato que estoy limpiando, no nos dirigimos la palabra salvo cuando sin previo aviso me llama. Voy a su encuentro y me exige que me suba a la báscula.
Me subo, desconcertada, y el peso que marca es el que la repito hasta la saciedad que tengo.
Poco después le pregunto si quiere que me quede a comer con ella. Hago la pregunta porque parece que está de mal humor y llevamos toda la mañana chocando, asi que quizá lo que quiere es estar sola. Me dice que haga lo que quiera, así que llamo a la otra mitad de mi familia para avisar de que voy a comer con ellos.
Nada más colgar el teléfono, ella se queja de mi falta de consideración y chocamos más fuerte. La digo que me dijo que hiciera lo que quisiera, y ella dice que tenía que salir de mí el quedarme ya que está sola, pero yo contesto que también he estado sola y no me he quejado. La cosa va desvariando hasta que se queja de que no pasamos tiempo juntas, que para un dia que tenemos para comer... Cierto es, pero también lo es que muchos de esos dias en los que he querido estar con ella no ha estado.
Además me ha dicho que estoy escuálida, que no estudio, que la duele haber soltado el dinero para mi carnet... y muchas otras cosas que me han dolido.
Yo sólo quería pasar un poco de tiempo con ella hoy, sin discusiones. Por eso la dije que podría ayudarme con mi trabajo esta tarde, porque más importante que el trabajo, es hacerlo con ella...
lunes, 10 de octubre de 2011
.
Hoy, y desde hace aproximadamente veinte dias, formamos parte del amplio saco en el que están metidas todas esas casas en las que ningún miembro tiene trabajo.
Hola, INEM.
Suerte que, al menos, no tenemos hipoteca.
Hola, INEM.
Suerte que, al menos, no tenemos hipoteca.
domingo, 9 de octubre de 2011
Carrera
Caminábamos juntas como de costumbre y la conversación se fue desviando hacia lo personal.
Nada mas escucharlo, la miré y la imagen de lo que acababa de contarme se materializó en mi cabeza.
Eché a correr todo lo rápido que pude con tal de escapar, de intentar evitar el crujido inevitable de mi interior... pero no fue posible.
Ella me seguía, intentaba explicarse y yo no quería escucharlo. No quería volver a pasar por eso...
La angustia me asfixiaba acabé en un callejón con ella a mis espaldas y en el momento en que agarró mi brazo y me obligó a mirarla... alguien encendió la luz del pasillo y salí airosa.
Me oculté aún más entre las sábanas, agarré la almohada hasta casi ahogarme y intenté hacer desaparecer mi agustia con ella.
Me costó volver a dormirme, tanto que hasta pensé en levantarme y, al menos, aprovechar el tiempo.
Necesito un abrazo, algo que me haga volver a ver que estas aquí, conmigo, y me haga olvidar esta noche.
Nada mas escucharlo, la miré y la imagen de lo que acababa de contarme se materializó en mi cabeza.
Eché a correr todo lo rápido que pude con tal de escapar, de intentar evitar el crujido inevitable de mi interior... pero no fue posible.
Ella me seguía, intentaba explicarse y yo no quería escucharlo. No quería volver a pasar por eso...
La angustia me asfixiaba acabé en un callejón con ella a mis espaldas y en el momento en que agarró mi brazo y me obligó a mirarla... alguien encendió la luz del pasillo y salí airosa.
Me oculté aún más entre las sábanas, agarré la almohada hasta casi ahogarme y intenté hacer desaparecer mi agustia con ella.
Me costó volver a dormirme, tanto que hasta pensé en levantarme y, al menos, aprovechar el tiempo.
Necesito un abrazo, algo que me haga volver a ver que estas aquí, conmigo, y me haga olvidar esta noche.
miércoles, 5 de octubre de 2011
Pienso
A veces pienso que todo esto no puede ser real. Que, de repente, el sonido del despertador de sacará de este sueño tan nítido y el peso de la realidad volverá a caer sobre mí con tanta fuerza que... que igual hasta tengo suerte y del golpe aparezco de nuevo en este cielo, contigo.
A veces pienso en esa vocecita maliciosa que solía recordarme que fuera con cautela, que pensara, que esta sensación es tan ficticia como la distorsión de la realidad en las Vanguardias del XX.
Y pienso entonces en lo que siento. En cómo esa vocecita ha cambiado su discurso habitual por uno en el que sólo hay sitio para la palabra "Sí".
¿Puedo perder la cabeza? Sí.
¿Debería perder la cabeza? Sí.
¿Me conviene dejarme llevar? Sí.
¿Quiero estar, amar, arriesgar, vivir de ilusiones...? Sí. Sí. Por supuesto que sí.
Porque sonrío cuando pienso en hacerte reir.
Porque no me canso de mimarte.
Porque me encanta la sensación de despertar contigo, que me arropes en invierno y seas mi sombra en verano.
Porque un beso tuyo es el oxígeno del que vivo.
Porque quiero ser para tí lo más grande que ha habido, aunque sea la más pequeñita. Porque te amo como nunca he amado a nadie. Y seguiré haciéndolo durante mucho tiempo.
Felices 15 ^^.
A veces pienso en esa vocecita maliciosa que solía recordarme que fuera con cautela, que pensara, que esta sensación es tan ficticia como la distorsión de la realidad en las Vanguardias del XX.
Y pienso entonces en lo que siento. En cómo esa vocecita ha cambiado su discurso habitual por uno en el que sólo hay sitio para la palabra "Sí".
¿Puedo perder la cabeza? Sí.
¿Debería perder la cabeza? Sí.
¿Me conviene dejarme llevar? Sí.
¿Quiero estar, amar, arriesgar, vivir de ilusiones...? Sí. Sí. Por supuesto que sí.
Porque sonrío cuando pienso en hacerte reir.
Porque no me canso de mimarte.
Porque me encanta la sensación de despertar contigo, que me arropes en invierno y seas mi sombra en verano.
Porque un beso tuyo es el oxígeno del que vivo.
Porque quiero ser para tí lo más grande que ha habido, aunque sea la más pequeñita. Porque te amo como nunca he amado a nadie. Y seguiré haciéndolo durante mucho tiempo.
Felices 15 ^^.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
.
Tomo el autobús de vuelta a casa deseando llegar y olvidarme del planeta, tumbarme y dormir.
Sin embargo no tengo sueño, sólo ganas de llorar de la impotencia.
Impotencia de ver cómo mi trabajo no avanza. Cómo a pesar del esfuerzo sigue estancado, y va a peor.
Llegué deseando poder hablarte, contarte, y disfrutar de esa manera que tienes de sacarme sonrisas cuando creo que es imposible.
Pero en lugar de eso te encuentro igual de hundido que yo por una razón que aún desconozco.
Enciendo la radio mientras espero que vengas y el disco que hay puesto me hunde aún más en la miseria de este dia horrible pero no soy capaz de girarme a apagarlo así que apago mi cerebro sin más y me dejo llevar...
Sin embargo no tengo sueño, sólo ganas de llorar de la impotencia.
Impotencia de ver cómo mi trabajo no avanza. Cómo a pesar del esfuerzo sigue estancado, y va a peor.
Llegué deseando poder hablarte, contarte, y disfrutar de esa manera que tienes de sacarme sonrisas cuando creo que es imposible.
Pero en lugar de eso te encuentro igual de hundido que yo por una razón que aún desconozco.
Enciendo la radio mientras espero que vengas y el disco que hay puesto me hunde aún más en la miseria de este dia horrible pero no soy capaz de girarme a apagarlo así que apago mi cerebro sin más y me dejo llevar...
martes, 27 de septiembre de 2011
...
Hoy tuve que echar horas extra dando clases particulares porque mañana tienen examen.
Se me fue la tarde volando y por azares del destino le vi, ya que llegó a casa pronto. Intenté mantener una conversación con él sobre mi dia a dia pero, como siempre, me dio la sensación de que en ese acto comunicativo falla el receptor, por lo que la conversación poco a poco dejó de ser tal para ser monólogo.
Le conté que hoy he tenido clase de didáctica de la música.
Ni siquiera ha preguntado.
Ni se ha inmutado después del revuelo que formé cuando, gracias al cambio de programa estudiantil universitario eliminaron las especialidades y tuve que empezar a tragarme una carrera que no era exactamente lo que quería, y esperar otros dos años antes de tener al menos un par de horas semanales dedicadas a lo que realmente quiero.
Le ha entrado por un oido y salido por el otro.
Como todo.
Pero no me sorprende, a día de hoy, después de dos años, más de cinco insistiendo y el hecho de que mi hermano también estudió allí, ni siquiera sabe el nombre de mi universidad. No sabe cuánto me cuestan las cosas tan básicas como el abono mensual. No sabe mis aficciones, ni por qué dejé el violonchelo.
Ni la especialidad de bachiller que cursé.
Ni qué sufren mis ovarios.
Ni me llama cuando voy al médico.
Y ni le preguntes el nombre de una de mis amigas.
Y por supuesto, hoy, ahora mismo, cuando le he visto hace apenas tres horas, no le preguntes qué clase tuve hoy, por que no te lo dirá.
En fin...
Se me fue la tarde volando y por azares del destino le vi, ya que llegó a casa pronto. Intenté mantener una conversación con él sobre mi dia a dia pero, como siempre, me dio la sensación de que en ese acto comunicativo falla el receptor, por lo que la conversación poco a poco dejó de ser tal para ser monólogo.
Le conté que hoy he tenido clase de didáctica de la música.
Ni siquiera ha preguntado.
Ni se ha inmutado después del revuelo que formé cuando, gracias al cambio de programa estudiantil universitario eliminaron las especialidades y tuve que empezar a tragarme una carrera que no era exactamente lo que quería, y esperar otros dos años antes de tener al menos un par de horas semanales dedicadas a lo que realmente quiero.
Le ha entrado por un oido y salido por el otro.
Como todo.
Pero no me sorprende, a día de hoy, después de dos años, más de cinco insistiendo y el hecho de que mi hermano también estudió allí, ni siquiera sabe el nombre de mi universidad. No sabe cuánto me cuestan las cosas tan básicas como el abono mensual. No sabe mis aficciones, ni por qué dejé el violonchelo.
Ni la especialidad de bachiller que cursé.
Ni qué sufren mis ovarios.
Ni me llama cuando voy al médico.
Y ni le preguntes el nombre de una de mis amigas.
Y por supuesto, hoy, ahora mismo, cuando le he visto hace apenas tres horas, no le preguntes qué clase tuve hoy, por que no te lo dirá.
En fin...
viernes, 16 de septiembre de 2011
Profes
Un retraso y demasiada seriedad inicial propiciaron que me pusiera en lo peor: otra músico fustrada que acaba dando clases para niños, o como en este caso, clases para enseñar a dar clases a niños.
Sin embargo, poco a poco el hielo se fue rompiendo.
Después del primer sermón y según ella el más largo del curso, nos hizo levantar nuestros pesados traseros del asiento para ponernos a mover el esqueleto.
Tímidos al principio pero a rompiendo a carcajadas al final pasamos más de una hora disfrutando como solíamos hacer en el colegio.
Recordé entonces que hubo un tiempo en que yo disfrutaba así cada día. Sin prejuicios, sin presiones, sin vergüenza...
Recordé, con más claridad de la que esperaba, que efectivamente el niño que llevamos dentro nunca muere si no permitimos que sea así.
Y sobre todas las cosas, recordé por qué estoy donde estoy y qué quiero hacer con mi vida.
Quiero hacer sentir así a un montón de mocosos cada mañana cuando sus padres los dejen en el colegio. Quiero que rian a la vez que aprenden, que quieran volver a mi clase con una sonrisa... y que la que se lleven les dure días.
Quiero ser profe de música. Sin ninguna duda.
Sin embargo, poco a poco el hielo se fue rompiendo.
Después del primer sermón y según ella el más largo del curso, nos hizo levantar nuestros pesados traseros del asiento para ponernos a mover el esqueleto.
Tímidos al principio pero a rompiendo a carcajadas al final pasamos más de una hora disfrutando como solíamos hacer en el colegio.
Recordé entonces que hubo un tiempo en que yo disfrutaba así cada día. Sin prejuicios, sin presiones, sin vergüenza...
Recordé, con más claridad de la que esperaba, que efectivamente el niño que llevamos dentro nunca muere si no permitimos que sea así.
Y sobre todas las cosas, recordé por qué estoy donde estoy y qué quiero hacer con mi vida.
Quiero hacer sentir así a un montón de mocosos cada mañana cuando sus padres los dejen en el colegio. Quiero que rian a la vez que aprenden, que quieran volver a mi clase con una sonrisa... y que la que se lleven les dure días.
Quiero ser profe de música. Sin ninguna duda.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Viaje
Dejo el peso muerto en las suaves aguas mediterráneas y disfruto de un poco de paz...
Las olas me balancean, cierro los ojos y me transporto a la última vez que el mar y yo fuimos uno.
El mecer del agua me aleja de la orilla... y recuerdo aquellas horas eternas de coche en silencio.
Me acerca... y recuerdo cómo nos reíamos todos juntos.
Me aleja... y aquellos momentos tensos cuando se franqueaba la línea de la amistad.
Me acerca... y la guerra de barro
Me aleja... y los besos a escondidas
Me acerca... y la desnudez acuática en la noche.
Me aleja... y aquellos abrazos vacíos.
Me acerca... y recuerdo aquellas colchonetas que hinchamos a pulmón...
Aquel viaje fué un vano intento de olvidar, de dejar las dos semanas anteriores aparte y disfrutar como los buenos amigos que éramos.
Sin embargo, todos sabíamos que en realidad era una despedida. Porque una vez volviéramos a casa, la tormenta volvería con más fuerza dispuesta a hacer que cada uno tomáramos un camino distinto.
Y así fué.
Todo murió definitivamente en aquel viaje. Después de una estocada, una agonía y la atadura involuntaria a la vida. Y aun así profanamos el cadáver de nuestra amistad un poco más...
Las olas me balancean, cierro los ojos y me transporto a la última vez que el mar y yo fuimos uno.
El mecer del agua me aleja de la orilla... y recuerdo aquellas horas eternas de coche en silencio.
Me acerca... y recuerdo cómo nos reíamos todos juntos.
Me aleja... y aquellos momentos tensos cuando se franqueaba la línea de la amistad.
Me acerca... y la guerra de barro
Me aleja... y los besos a escondidas
Me acerca... y la desnudez acuática en la noche.
Me aleja... y aquellos abrazos vacíos.
Me acerca... y recuerdo aquellas colchonetas que hinchamos a pulmón...
Aquel viaje fué un vano intento de olvidar, de dejar las dos semanas anteriores aparte y disfrutar como los buenos amigos que éramos.
Sin embargo, todos sabíamos que en realidad era una despedida. Porque una vez volviéramos a casa, la tormenta volvería con más fuerza dispuesta a hacer que cada uno tomáramos un camino distinto.
Y así fué.
Todo murió definitivamente en aquel viaje. Después de una estocada, una agonía y la atadura involuntaria a la vida. Y aun así profanamos el cadáver de nuestra amistad un poco más...
lunes, 29 de agosto de 2011
Risa
Entonces comienzas a reirte.
Pero de verdad. A carcajadas, tapándote con las manos.
Sin poder parar.
Y sonrío.
Horas antes, no sabía qué iba a pasar cuando me miraras a los ojos.
No sabía qué iba a encontrarme, no sabía qué ocurriría con nosotros...
No sabía cómo iba yo a reaccionar si ni siquiera podía enfrentarme a mi reflejo.
Ni a tu voz por el teléfono...
Entonces no puedo dejar de sonreir, y me contagias las carcajadas.
Y mientras el tren nos acerca una noche más al paraíso que supone tenerte en mi cama, nos doblamos de la risa como si fuera la primera vez que descubrimos que somos capaces de reir...
Pero de verdad. A carcajadas, tapándote con las manos.
Sin poder parar.
Y sonrío.
Horas antes, no sabía qué iba a pasar cuando me miraras a los ojos.
No sabía qué iba a encontrarme, no sabía qué ocurriría con nosotros...
No sabía cómo iba yo a reaccionar si ni siquiera podía enfrentarme a mi reflejo.
Ni a tu voz por el teléfono...
Entonces no puedo dejar de sonreir, y me contagias las carcajadas.
Y mientras el tren nos acerca una noche más al paraíso que supone tenerte en mi cama, nos doblamos de la risa como si fuera la primera vez que descubrimos que somos capaces de reir...
sábado, 27 de agosto de 2011
Sábado
Después de casi 7 horas de sueño me despierto.
Bien... hasta que recuerdo por qué me han dado horas tan altas de la mañana en la cama.
Recuerdo entonces la noche anterior, la cólera que me invadió y todas las cosas que pensé sobre tí.
Me doy la vuelta y me cubro con las sábanas como si ellas pudieran protegerme de mis pensamientos de la misma forma que lo hacen de la luz matutina.
Poco a poco van entrando en mi cabeza las ganas de tomar una ducha y el rugido de mi estómago me recuerda la necesidad de ingerir algo, así que salgo de mi cama y voy a la cocina. Mi perro me llama así que voy primero a atenderle y su ladrido se me clava como si en lugar de una mala noche hubiera pasado las últimas horas bebiendo cubalibres bien cargados.
Y se lleva un azote que no se merecía.
Vuelvo a la cocina pero aunque era el rugido de mi estómago lo que me hizo levantarme lo tengo cerrado y oler la comida me produce arcadas así que opto por ir al sofá.
Zapping.
Después de tres vueltas completas a los canales me quedo en un programa de cocina. Hacen una tarta bastante asquerosa con frutas pero me dan la idea. Cocinaré algo, eso siempre me relaja.
Genial, entro en una conradicción. ¿Cómo voy a cocinar si veo la comida y me encuentro mal?
Pese a todo, decido hacer un bizcocho, al menos así tendremos algo de desayuno mañana.
Tendremos.
¿Seguro?
Pienso entonces que tal vez, sólo tal vez, has tenido alguna idea bonita y hay algún tipo de mensaje esperando a que lo lea y me saque esa estúpida sonrisa que necesito esta mañana de mierda.
Enciendo el ordenador, no tengo muy claro si para ver si tuviste la idea o para mirar la receta del dichoso bizcocho ya que no la recuerdo.
Y acabo aquí, delirando, sin encontrar ninguna de las cosas que vine a buscar.
En fin... era mucho pedir.
Bien... hasta que recuerdo por qué me han dado horas tan altas de la mañana en la cama.
Recuerdo entonces la noche anterior, la cólera que me invadió y todas las cosas que pensé sobre tí.
Me doy la vuelta y me cubro con las sábanas como si ellas pudieran protegerme de mis pensamientos de la misma forma que lo hacen de la luz matutina.
Poco a poco van entrando en mi cabeza las ganas de tomar una ducha y el rugido de mi estómago me recuerda la necesidad de ingerir algo, así que salgo de mi cama y voy a la cocina. Mi perro me llama así que voy primero a atenderle y su ladrido se me clava como si en lugar de una mala noche hubiera pasado las últimas horas bebiendo cubalibres bien cargados.
Y se lleva un azote que no se merecía.
Vuelvo a la cocina pero aunque era el rugido de mi estómago lo que me hizo levantarme lo tengo cerrado y oler la comida me produce arcadas así que opto por ir al sofá.
Zapping.
Después de tres vueltas completas a los canales me quedo en un programa de cocina. Hacen una tarta bastante asquerosa con frutas pero me dan la idea. Cocinaré algo, eso siempre me relaja.
Genial, entro en una conradicción. ¿Cómo voy a cocinar si veo la comida y me encuentro mal?
Pese a todo, decido hacer un bizcocho, al menos así tendremos algo de desayuno mañana.
Tendremos.
¿Seguro?
Pienso entonces que tal vez, sólo tal vez, has tenido alguna idea bonita y hay algún tipo de mensaje esperando a que lo lea y me saque esa estúpida sonrisa que necesito esta mañana de mierda.
Enciendo el ordenador, no tengo muy claro si para ver si tuviste la idea o para mirar la receta del dichoso bizcocho ya que no la recuerdo.
Y acabo aquí, delirando, sin encontrar ninguna de las cosas que vine a buscar.
En fin... era mucho pedir.
jueves, 25 de agosto de 2011
...
Entonces no sé qué más decirte.
Escucho lo que sientes y me veo reflejada en ello, recuerdo cada una de esas espinas que la impotencia me clavó como si aún las tuviera ahí dentro a pesar de que no es así.
He sentido cada una de las cosas por las que estás pasando.
Intentas hacerte la fuerte, intentas hacer ver que las cosas van mejor de lo que van pero ambas sabemos que no es tan fácil.
No es fácil ver cómo ya no sientes nada cuando se te acerca.
No es fácil pensar que no es él quien quieres que te bese.
No es fácil hacerse a la idea de que la única manera es romperlo en pedacitos.
No es fácil aceptar que lo rechazas de todas las maneras posibles, que tu corazón se acelera más cuando piensa en volar libre que en compartir tu vuelo con él.
No es fácil sentir cosas que no quieres sentir... y de las que no te puedes librar.
Y la única solución es cortar cadenas, aunque sean cadenas que no quieres perder.
Puede que yo sea un poco ingenua, quizá simplemente sea que necesitas un poco más de esas mieles que te aturden. Quizá sea pura superficialidad.
Pero no quiero pensar eso.
Prefiero pensar que el destino te esta poniendo una prueba complicada. Prefiero pensar que Cupido apuntó mal, que bajo lo puramente carnal hay algo más profundo y que él está atado de peor forma que un loco y no puede desatarse por ser un cobarde.
Prefiero verlo así. Porque así, al menos, es bonito.
Escucho lo que sientes y me veo reflejada en ello, recuerdo cada una de esas espinas que la impotencia me clavó como si aún las tuviera ahí dentro a pesar de que no es así.
He sentido cada una de las cosas por las que estás pasando.
Intentas hacerte la fuerte, intentas hacer ver que las cosas van mejor de lo que van pero ambas sabemos que no es tan fácil.
No es fácil ver cómo ya no sientes nada cuando se te acerca.
No es fácil pensar que no es él quien quieres que te bese.
No es fácil hacerse a la idea de que la única manera es romperlo en pedacitos.
No es fácil aceptar que lo rechazas de todas las maneras posibles, que tu corazón se acelera más cuando piensa en volar libre que en compartir tu vuelo con él.
No es fácil sentir cosas que no quieres sentir... y de las que no te puedes librar.
Y la única solución es cortar cadenas, aunque sean cadenas que no quieres perder.
Puede que yo sea un poco ingenua, quizá simplemente sea que necesitas un poco más de esas mieles que te aturden. Quizá sea pura superficialidad.
Pero no quiero pensar eso.
Prefiero pensar que el destino te esta poniendo una prueba complicada. Prefiero pensar que Cupido apuntó mal, que bajo lo puramente carnal hay algo más profundo y que él está atado de peor forma que un loco y no puede desatarse por ser un cobarde.
Prefiero verlo así. Porque así, al menos, es bonito.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Siempre me preguntaré si, de no haberte seguido hasta ese callejón aquella noche, si de haber esperado un día más...
Siempre me preguntaré qué hubiera pasado si me hubieras roto el corazón sólo un día más tarde, cuando ya no fuera posible subir a ese coche, ir a ese viaje...
Siempre me preguntaré cómo habrian sido las cosas si yo no hubiera sentido nunca esa mugre imposible de limpiar, esa asfixia, esas ganas de gritar hasta sentir que me desgarro...
Sin embargo,hoy hace más de una década de aquello.
Y me he dado cuenta de que llevo demasiado tiempo arrastrándolo y dejando que pueda conmigo.
Demasiado tiempo dejando que forme parte de mi presente.
Demasiado tiempo permitiendo que ensucie momentos bonitos.
Así que he decidido poner otro candado a esa puerta. Uno grande, del material más resistente, y con la llave más pequeña del mundo, para perderla y no encontrarla jamás.
Sé que esa mancha nunca se borrará, pero también sé que tengo el poder de hacerla menos visible.
Y pienso seguir luchando por conseguirlo.
Al igual que pienso seguir buscando esa niña que llevo dentro, esa niña inocente que secuestraste y torturaste hasta que dejó de ser niña.
Porque sé que sigue viva, en algun lugar entre los escombros de mi infancia.
Porque ni siquiera el infierno ha podido con ella.
Siempre me preguntaré qué hubiera pasado si me hubieras roto el corazón sólo un día más tarde, cuando ya no fuera posible subir a ese coche, ir a ese viaje...
Siempre me preguntaré cómo habrian sido las cosas si yo no hubiera sentido nunca esa mugre imposible de limpiar, esa asfixia, esas ganas de gritar hasta sentir que me desgarro...
Sin embargo,hoy hace más de una década de aquello.
Y me he dado cuenta de que llevo demasiado tiempo arrastrándolo y dejando que pueda conmigo.
Demasiado tiempo dejando que forme parte de mi presente.
Demasiado tiempo permitiendo que ensucie momentos bonitos.
Así que he decidido poner otro candado a esa puerta. Uno grande, del material más resistente, y con la llave más pequeña del mundo, para perderla y no encontrarla jamás.
Sé que esa mancha nunca se borrará, pero también sé que tengo el poder de hacerla menos visible.
Y pienso seguir luchando por conseguirlo.
Al igual que pienso seguir buscando esa niña que llevo dentro, esa niña inocente que secuestraste y torturaste hasta que dejó de ser niña.
Porque sé que sigue viva, en algun lugar entre los escombros de mi infancia.
Porque ni siquiera el infierno ha podido con ella.
sábado, 20 de agosto de 2011
Noche en el puente
La luna.
El rio.
El puente.
La presión de la barandilla sobre la base de mi espalda.
Tus brazos enjaulándome.
Tus ojos brillando.
Tus mejillas encendidas...
Tus palabras atascadas, los abrazos repentinos, los besos apasionados y el desvanecimiento de todo cuanto nos rodeaba.
Nuestras miradas clavadas, la suave brisa removiendo mi pelo...
Hablando de amor, de amar, de nosotros, de besos, de pasión y del tiempo.
Simplemente magnífico. Te amo.
El rio.
El puente.
La presión de la barandilla sobre la base de mi espalda.
Tus brazos enjaulándome.
Tus ojos brillando.
Tus mejillas encendidas...
Tus palabras atascadas, los abrazos repentinos, los besos apasionados y el desvanecimiento de todo cuanto nos rodeaba.
Nuestras miradas clavadas, la suave brisa removiendo mi pelo...
Hablando de amor, de amar, de nosotros, de besos, de pasión y del tiempo.
Simplemente magnífico. Te amo.
viernes, 12 de agosto de 2011
Tormenta
Sentada en el sofá no puedo evitar levantarme a abrir la ventana de par en par en el momento en que escucho el primer trueno.
Apago la lámpara y entonces sólo la luz del monitor y la que entra por la ventana cuando cae un nuevo rayo me iluminan.
El olor a tierra mojada me embriaga y la suave brisa me hace desear salir al jardin a disfrutar de esta tormenta veraniega.
Pero no lo hago y dejo que sean mis pensamientos los que me transporten en la noche.
Porque así puedo tenerte conmigo en esta oscuridad marcada por haces de luz y grandes sonidos.
Haces de luz que te iluminan y sonidos que me silencian mientras nos fundimos en la penumbra y se entremezclan tu aroma y el del barro.
Llueve con más fuerza, la tormenta se aproxima a mi ventanal, el suelo retumba y nosotros con él, la lluvia entra pero no nos toca, respeta nuestro espacio y nos refresca...
Apago la lámpara y entonces sólo la luz del monitor y la que entra por la ventana cuando cae un nuevo rayo me iluminan.
El olor a tierra mojada me embriaga y la suave brisa me hace desear salir al jardin a disfrutar de esta tormenta veraniega.
Pero no lo hago y dejo que sean mis pensamientos los que me transporten en la noche.
Porque así puedo tenerte conmigo en esta oscuridad marcada por haces de luz y grandes sonidos.
Haces de luz que te iluminan y sonidos que me silencian mientras nos fundimos en la penumbra y se entremezclan tu aroma y el del barro.
Llueve con más fuerza, la tormenta se aproxima a mi ventanal, el suelo retumba y nosotros con él, la lluvia entra pero no nos toca, respeta nuestro espacio y nos refresca...
martes, 9 de agosto de 2011
.
Abrí los ojos esta mañana y en el sopor matutino que me envolvía sólo quise dar media vuelta y encontrarme con tu pecho desnudo, apoyarme en tu calidez y dejar que acariciaras mi pelo.
Dejar que mis manos se perdieran por tu cuerpo y que mis labios fueran a su encuentro.
Que tus manos se deslizaran por mi espalda y tu aliento despertara la piel de mi cuello.
Esta mañana sólo quise abrazarte y no soltarte, hacer arder hasta la última fibra de tu ser y parar el tiempo. Olvidar el paso de los minutos y el movimiento del sol por el cielo.
Esta mañana, eché de menos tu presencia en mi cama.
Dejar que mis manos se perdieran por tu cuerpo y que mis labios fueran a su encuentro.
Que tus manos se deslizaran por mi espalda y tu aliento despertara la piel de mi cuello.
Esta mañana sólo quise abrazarte y no soltarte, hacer arder hasta la última fibra de tu ser y parar el tiempo. Olvidar el paso de los minutos y el movimiento del sol por el cielo.
Esta mañana, eché de menos tu presencia en mi cama.
lunes, 8 de agosto de 2011
Agosto II
Hoy, llevo un día de mierda.
Como tantos cada agosto, año tras año. Desde luego, es el peor mes de todos.
Lo aborrezco.
Hoy ha habido momentos en los que tan sólo me apetecía meterme en la cama, olvidarme del mundo y esperar a que pasaran las horas.
Pero en su lugar, me he quedado aquí, en el ordenador, viendo pasar las horas e intentando encontrar una razón para dejar esta nube deprimente que me ha rodeado hoy sin motivo alguno.
Tic. Tac. Tic. Tac...
Y cuando me estaba volviendo loca de nuevo, tecleé sin saber cómo esa dirección. Me puse a devorar de nuevo todos esos párrafos llenos de sentimientos como si de agua en un desierto se tratara.
Y aquí estoy, dandome rienda suelta de nuevo.
Porque a pesar de mi falta de ánimo de hoy, esos textos me han hecho ver la luz donde hace un momento no la encontraba. Me han hecho ver una razón. Me han hecho sonreir cual estúpida y llorar cual magdalena.
Otra vez.
Me sacaste de aquel lugar que no me hacía feliz, y cada vez que me pierdo en la inmensidad en la que estamos subidos, acudes a mi encuentro cual faro en la mar.
Te quiero, ¿Sabes?.
Como tantos cada agosto, año tras año. Desde luego, es el peor mes de todos.
Lo aborrezco.
Hoy ha habido momentos en los que tan sólo me apetecía meterme en la cama, olvidarme del mundo y esperar a que pasaran las horas.
Pero en su lugar, me he quedado aquí, en el ordenador, viendo pasar las horas e intentando encontrar una razón para dejar esta nube deprimente que me ha rodeado hoy sin motivo alguno.
Tic. Tac. Tic. Tac...
Y cuando me estaba volviendo loca de nuevo, tecleé sin saber cómo esa dirección. Me puse a devorar de nuevo todos esos párrafos llenos de sentimientos como si de agua en un desierto se tratara.
Y aquí estoy, dandome rienda suelta de nuevo.
Porque a pesar de mi falta de ánimo de hoy, esos textos me han hecho ver la luz donde hace un momento no la encontraba. Me han hecho ver una razón. Me han hecho sonreir cual estúpida y llorar cual magdalena.
Otra vez.
Me sacaste de aquel lugar que no me hacía feliz, y cada vez que me pierdo en la inmensidad en la que estamos subidos, acudes a mi encuentro cual faro en la mar.
Te quiero, ¿Sabes?.
domingo, 7 de agosto de 2011
7/8/01 - 9/12/04
Aquella noche me hiciste seguirte hacia un lugar apartado.
Una vez en la penumbra, me dijiste aquellas tres palabras que cambiarían nuestra amistad para siempre.
Ya te habías llevado mi primer beso, y te llevarías muchas de las primeras veces. Sin embargo, salió mal por algo que no entraba en tus cálculos.
Algo que no podías ni imaginar.
Me porté muy mal contigo, lo sé.
Tú nunca contaste con que lo que quedaba de mí eran escombros que tan sólo querían esconderse de cualquiera que intentara entrar a recomponerlos.
Nunca contaste con encontrar un corazón roto y un alma pisoteada hasta la saciedad.
No contaste con que no confiaba en nada ni nadie.
Pero sabía que no tenías la culpa de eso y aún así, yo me protegí a mí misma de la única manera que sabía.
Te hice pedazos.
Repetidas veces.
Y a pesar de todo, seguiste recomponiéndome y me enseñaste que era posible que me quisieran, y que yo podía querer también.
Más de tres años después, pusiste el punto final justo en el momento en que eras lo único que me quedaba.
Pintaste de gris mi mundo de la misma manera que yo había pintado el tuyo.
Tus sentimientos terminaron de ahogarse cuando las malas lenguas hicieron subir la marea ya crecida.
Cuando la superficialidad entró por algúna grieta de las que tenías y echó raíces.
De todos modos hoy, diez años después de aquella noche, echo un vistazo a lo que hay detrás de esa puerta ya cerrada, veo todo lo que fuimos y no puedo evitar sentirme alegre.
Alegre porque pasó, porque terminó y porque ya no formas parte de mi vida.
Gracias, E, por haber caminado conmigo, y por no seguirme más.
Una vez en la penumbra, me dijiste aquellas tres palabras que cambiarían nuestra amistad para siempre.
Ya te habías llevado mi primer beso, y te llevarías muchas de las primeras veces. Sin embargo, salió mal por algo que no entraba en tus cálculos.
Algo que no podías ni imaginar.
Me porté muy mal contigo, lo sé.
Tú nunca contaste con que lo que quedaba de mí eran escombros que tan sólo querían esconderse de cualquiera que intentara entrar a recomponerlos.
Nunca contaste con encontrar un corazón roto y un alma pisoteada hasta la saciedad.
No contaste con que no confiaba en nada ni nadie.
Pero sabía que no tenías la culpa de eso y aún así, yo me protegí a mí misma de la única manera que sabía.
Te hice pedazos.
Repetidas veces.
Y a pesar de todo, seguiste recomponiéndome y me enseñaste que era posible que me quisieran, y que yo podía querer también.
Más de tres años después, pusiste el punto final justo en el momento en que eras lo único que me quedaba.
Pintaste de gris mi mundo de la misma manera que yo había pintado el tuyo.
Tus sentimientos terminaron de ahogarse cuando las malas lenguas hicieron subir la marea ya crecida.
Cuando la superficialidad entró por algúna grieta de las que tenías y echó raíces.
De todos modos hoy, diez años después de aquella noche, echo un vistazo a lo que hay detrás de esa puerta ya cerrada, veo todo lo que fuimos y no puedo evitar sentirme alegre.
Alegre porque pasó, porque terminó y porque ya no formas parte de mi vida.
Gracias, E, por haber caminado conmigo, y por no seguirme más.
viernes, 5 de agosto de 2011
Agosto
Un mes más intento explicar lo que siento, sin éxito.
Un mes más me pides que te diga cuánto significas para mí, y no recibes respuesta.
Y odio esos dias en los que eso pasa, en los que sin saber cómo exactamente, acabamos por idiotas pasando un mal rato.
Sé que te gustaría que añadiera palabras a la manera de expresar lo que siento, pero eso implicaría poner una definición a algo que no la tiene.
Implicaría definir algo indefinible.
Definir es limitar y lo que siento por ti no tiene límites. Y nunca los tendra.
Porque es como el mar, se ve el principio pero no el final, y cada vez el horizonte es más inalcanzable.
Por eso, simplemente por eso, sólo puedo decir que lo que siento por tí es lo más grande que he sentido nunca, y espero no dejar de sentirlo.
Porque el día que lo haga, indudablemente me habré hecho más pequeña, porque lo que siento por ti me hace una mejor persona, y me hace grande.
Te quiero.
Un mes más me pides que te diga cuánto significas para mí, y no recibes respuesta.
Y odio esos dias en los que eso pasa, en los que sin saber cómo exactamente, acabamos por idiotas pasando un mal rato.
Sé que te gustaría que añadiera palabras a la manera de expresar lo que siento, pero eso implicaría poner una definición a algo que no la tiene.
Implicaría definir algo indefinible.
Definir es limitar y lo que siento por ti no tiene límites. Y nunca los tendra.
Porque es como el mar, se ve el principio pero no el final, y cada vez el horizonte es más inalcanzable.
Por eso, simplemente por eso, sólo puedo decir que lo que siento por tí es lo más grande que he sentido nunca, y espero no dejar de sentirlo.
Porque el día que lo haga, indudablemente me habré hecho más pequeña, porque lo que siento por ti me hace una mejor persona, y me hace grande.
Te quiero.
viernes, 15 de julio de 2011
Recuerdos
Recuerdo la playa
Recuerdo las olas.
Recuerdo aquella casa abandonada.
Recuerdo las risas.
Recuerdo la mesa.
Recuerdo la angustia, y recuerdo los gritos nocturnos.
Pasan los años.
Recuerdo... Recuerdo que de repente había pasado y yo no había perdido la cabeza.
Recuerdo la alegría que sentí, el pinchazo y la penumbra.
Recuerdo lo sola que me sentí en el baño, limpiándome una suciedad que sólo yo podía ver y recuerdo que no me consolaste.
No me besaste. No fuiste a ver si estaba bien. Y estabas medio dormido cuando volví.
Recuerdo... recuerdo la primera vez que te vi desnudo hace casi un año.
Recuerdo el calor del primer roce.
Recuerdo... no, no recuerdo nada, porque nada es un recuerdo pasado aún.
Tú eres mi presente, y quiero que seas mi pasado y mi futuro.
Quiero borrarlo todo y empezar de cero, porque tú haces que lo más dificil sea un simple juego de niños. Y me encanta.
Recuerdo las olas.
Recuerdo aquella casa abandonada.
Recuerdo las risas.
Recuerdo la mesa.
Recuerdo la angustia, y recuerdo los gritos nocturnos.
Pasan los años.
Recuerdo... Recuerdo que de repente había pasado y yo no había perdido la cabeza.
Recuerdo la alegría que sentí, el pinchazo y la penumbra.
Recuerdo lo sola que me sentí en el baño, limpiándome una suciedad que sólo yo podía ver y recuerdo que no me consolaste.
No me besaste. No fuiste a ver si estaba bien. Y estabas medio dormido cuando volví.
Recuerdo... recuerdo la primera vez que te vi desnudo hace casi un año.
Recuerdo el calor del primer roce.
Recuerdo... no, no recuerdo nada, porque nada es un recuerdo pasado aún.
Tú eres mi presente, y quiero que seas mi pasado y mi futuro.
Quiero borrarlo todo y empezar de cero, porque tú haces que lo más dificil sea un simple juego de niños. Y me encanta.
martes, 12 de julio de 2011
Sentir
Aquella llamada despertó tu nerviosismo.
Saber que iba a verle te sacó de quicio.
Y no poder comunicarte conmigo fué la gota que colmó el vaso.
Sin embargo, desde que el teléfono sonó, tenía clara cuál iba a ser mi respuesta.
No recuerdo aquella conversación, ninguna palabra concreta, pero sí recuerdo el nudo que se formó en mi estómago cuando él pidió otra oportunidad.
No quise hablar por teléfono de ello, de modo que nos vimos para solucionar todo de una vez por todas.
No... yo ya te dije lo que siento. Y ahora... tengo algo con él, de modo que no. Lo siento.
No dudé al decir no una vez más.
Aquella fué la primera vez que te demostré lo que siento, y para mí la más importante de todas.
Porque sólo hacía siete días que el lobo había mordido a la princesa, aún era todo tan fragil que podría desvanecerse como un sueño, pero ella quería arriesgarlo todo, aunque se extinguiera tan rápido que apenas se diera cuenta.
Y supe que había hecho lo correcto en el momento en que recibí tu mensaje.
Eres lo mejor que me ha pasado nunca, espero que no se te olvide.
Saber que iba a verle te sacó de quicio.
Y no poder comunicarte conmigo fué la gota que colmó el vaso.
Sin embargo, desde que el teléfono sonó, tenía clara cuál iba a ser mi respuesta.
No recuerdo aquella conversación, ninguna palabra concreta, pero sí recuerdo el nudo que se formó en mi estómago cuando él pidió otra oportunidad.
No quise hablar por teléfono de ello, de modo que nos vimos para solucionar todo de una vez por todas.
No... yo ya te dije lo que siento. Y ahora... tengo algo con él, de modo que no. Lo siento.
No dudé al decir no una vez más.
Aquella fué la primera vez que te demostré lo que siento, y para mí la más importante de todas.
Porque sólo hacía siete días que el lobo había mordido a la princesa, aún era todo tan fragil que podría desvanecerse como un sueño, pero ella quería arriesgarlo todo, aunque se extinguiera tan rápido que apenas se diera cuenta.
Y supe que había hecho lo correcto en el momento en que recibí tu mensaje.
Eres lo mejor que me ha pasado nunca, espero que no se te olvide.
martes, 5 de julio de 2011
El cielo rojo de julio, el lago, el verde del prado, y tu peso sobre mi cuerpo.
Un suspiro, una caricia, un escalofrío y calor.
Tus labios rozándome suavemente, nuestros ojos clavados por primera vez, mejillas encendidas y el canto de los pájaros de fondo.
El sol resbalando en tu pecho, una noche en vela, un tejado, el despuntar del alba y el reloj caprichoso.
Eléctrico tacto, aterciopelada sensación.
La vista de la ciudad desde las alturas, un beso en el aire y tus nervios a flor de piel.
El mundo en una cama hecha de nubes, la tranquilidad, tú y yo, un suspiro y chocolate.
Un hombro en que apoyarte, un abrazo, la primera hoja del otoño y el primer beso en el frío de la mañana rutinaria. Un poco más de tu mundo y una noche preciosa.
El miedo irracional a la caída al darnos cuenta de que hemos subido demasiado alto, una comilona romántica y cada uno de los minutos que te levantas antes cada mañana. Una locura, un baño y una noche en la ciudad.
La falta de palabras para tal inmensidad y un rosal más que repleto de flores.
Un beso bajo el diluvio, un abrazo para calmar los miedos y unas cuantas lagrimas de cocodrilo.
Una razón para quererte sin razón, la luna para perdernos en ella, todo el calor del sol en una caricia.
Un año nuevo lleno de esperanza, unas navidades con color, tú bajo unos pequeños copitos de nieve y mi aliento calentándote en la fría noche.
Más de una decena de pisos, una habitación anaranjada, vapor, azulejos y comodidad.
Palmeritas caseras, noche de cariño, plumas por doquier.
Un cumpleaños especial, un fin de semana en un segundo, un sabado en la cama toda la mañana, tu presencia llenando el ambiente. Risas.
Despertar con un abrazo, tu espalda desnuda, comienzan los recuerdos, besos interminables.
La primavera, el calor renovado, las rabietas sin sentido.
Un paseo, los helados...
Un año. 365 días. 8760 horas desde aquel primer mordisco.
Muchos minutos contigo. Y los que quedan.
Porque no quiero que dejes de subir conmigo, quiero quererte, cuidarte, hacerte todo lo feliz que puedas ser y serlo yo contigo.
Porque tú eres todo aquello que buscaba sin cesar.
Representas para mí el aire, la libertad, los sueños, el amor.
Eres mi mundo.
Mi amor por tí creció sin que yo pudiera evitarlo, y si me hubieran dado la oportunidad de destruir lo que siento, mi respuesta hubiera sido no.
Porque contigo me siento completa, me siento feliz, sé que te quiero más que a nada y eso es lo único que importa.
Y no borraría un sólo minuto de este cuento de hadas.
Sigamos escribiendo más años fugaces como éste, más noches locas, más besos... más de nosotros.
Felices 12.
Un suspiro, una caricia, un escalofrío y calor.
Tus labios rozándome suavemente, nuestros ojos clavados por primera vez, mejillas encendidas y el canto de los pájaros de fondo.
El sol resbalando en tu pecho, una noche en vela, un tejado, el despuntar del alba y el reloj caprichoso.
Eléctrico tacto, aterciopelada sensación.
La vista de la ciudad desde las alturas, un beso en el aire y tus nervios a flor de piel.
El mundo en una cama hecha de nubes, la tranquilidad, tú y yo, un suspiro y chocolate.
Un hombro en que apoyarte, un abrazo, la primera hoja del otoño y el primer beso en el frío de la mañana rutinaria. Un poco más de tu mundo y una noche preciosa.
El miedo irracional a la caída al darnos cuenta de que hemos subido demasiado alto, una comilona romántica y cada uno de los minutos que te levantas antes cada mañana. Una locura, un baño y una noche en la ciudad.
La falta de palabras para tal inmensidad y un rosal más que repleto de flores.
Un beso bajo el diluvio, un abrazo para calmar los miedos y unas cuantas lagrimas de cocodrilo.
Una razón para quererte sin razón, la luna para perdernos en ella, todo el calor del sol en una caricia.
Un año nuevo lleno de esperanza, unas navidades con color, tú bajo unos pequeños copitos de nieve y mi aliento calentándote en la fría noche.
Más de una decena de pisos, una habitación anaranjada, vapor, azulejos y comodidad.
Palmeritas caseras, noche de cariño, plumas por doquier.
Un cumpleaños especial, un fin de semana en un segundo, un sabado en la cama toda la mañana, tu presencia llenando el ambiente. Risas.
Despertar con un abrazo, tu espalda desnuda, comienzan los recuerdos, besos interminables.
La primavera, el calor renovado, las rabietas sin sentido.
Un paseo, los helados...
Un año. 365 días. 8760 horas desde aquel primer mordisco.
Muchos minutos contigo. Y los que quedan.
Porque no quiero que dejes de subir conmigo, quiero quererte, cuidarte, hacerte todo lo feliz que puedas ser y serlo yo contigo.
Porque tú eres todo aquello que buscaba sin cesar.
Representas para mí el aire, la libertad, los sueños, el amor.
Eres mi mundo.
Mi amor por tí creció sin que yo pudiera evitarlo, y si me hubieran dado la oportunidad de destruir lo que siento, mi respuesta hubiera sido no.
Porque contigo me siento completa, me siento feliz, sé que te quiero más que a nada y eso es lo único que importa.
Y no borraría un sólo minuto de este cuento de hadas.
Sigamos escribiendo más años fugaces como éste, más noches locas, más besos... más de nosotros.
Felices 12.
jueves, 30 de junio de 2011
Injerto contra huésped
Tres palabras.
Y sin embargo, simbolizan el hecho de que la cura no ha salido como todos esperábamos.
La cura se vuelve contra el cuerpo, lo destroza por dentro más de lo que ya estaba, hasta que se lo lleva. O hasta que el paciente hace acopio de sus fuerzas para vencerlo, caso poco probable.
Para nosotros, simboliza que ya no subiremos a Covadonga, ni andando, ni de rodillas, ni dos veces.
Ha ido todo tan deprisa que no se qué decir, así que optaré por quedarme callada y seguir esperando a que los que hoy, despues de dos días (y los que quedan), salgan del shock, recuperen la cordura y sigan viviendo.
Porque él, aunque fuera un niño, querría eso por encima de cualquier cosa.
Y sin embargo, simbolizan el hecho de que la cura no ha salido como todos esperábamos.
La cura se vuelve contra el cuerpo, lo destroza por dentro más de lo que ya estaba, hasta que se lo lleva. O hasta que el paciente hace acopio de sus fuerzas para vencerlo, caso poco probable.
Para nosotros, simboliza que ya no subiremos a Covadonga, ni andando, ni de rodillas, ni dos veces.
Ha ido todo tan deprisa que no se qué decir, así que optaré por quedarme callada y seguir esperando a que los que hoy, despues de dos días (y los que quedan), salgan del shock, recuperen la cordura y sigan viviendo.
Porque él, aunque fuera un niño, querría eso por encima de cualquier cosa.
domingo, 19 de junio de 2011
.
No me considero una persona católica ni soy practicante, pero a veces, cuando no sabes a qué más agarrarte, cuando la vida de alguien cercano pende de un hilo, sólo entonces, no importa lo que creas, lo que te consideres. Da igual.
Cuando no sabes qué más hacer, cuando todo lo tangible, lo visible, falla... cuando la ciencia no puede hacer nada más que esperar,entonces ruegas. Aunque no estés muy segura de a quién o qué.
Ruegas por que si hay alguna fuerza superior, sea la que sea, ayude a esa persona, la salve y la devuelva la vida que tenía hace tan poco tiempo.
Hoy, en una comida familiar, hemos prometido que si R. vence a la leucemia, subiremos a agradecerselo a la virgen de Covadonga, andando, dos veces. Una de ellas de rodillas y en pantalón corto.
Porque a estas alturas, sólo podemos esperar.
Cuando no sabes qué más hacer, cuando todo lo tangible, lo visible, falla... cuando la ciencia no puede hacer nada más que esperar,entonces ruegas. Aunque no estés muy segura de a quién o qué.
Ruegas por que si hay alguna fuerza superior, sea la que sea, ayude a esa persona, la salve y la devuelva la vida que tenía hace tan poco tiempo.
Hoy, en una comida familiar, hemos prometido que si R. vence a la leucemia, subiremos a agradecerselo a la virgen de Covadonga, andando, dos veces. Una de ellas de rodillas y en pantalón corto.
Porque a estas alturas, sólo podemos esperar.
lunes, 13 de junio de 2011
Noche
Sé que aquella noche asesiné cualquier atisbo de recuperación de nuestra historia.
Ya no estoy enamorada de ti.
Sentada en la cama, sin mirarte, sentí cómo te rompías en pedacitos a pesar de que en el fondo sabías tan bien como yo que esas palabras acabarían por salir de mis labios.
Me abracé a mí misma deseando que no tuvieras la idea de hacerlo tú mientras escuchaba mis lagrimas caer y perderse en el olvido de las sabanas.
Te miré.
La oscuridad de la habitación sólo me permitió adivinar tu silueta tumbada.
El silencio sólo se vio roto por el caer de aquellas lagrimas que tanto luché por contenter y sin embargo estaba esperando ver salir.
Gotita tras gotita se fué borrando cualquier ceniza que pudiera quedar caliente, y de repente vi cómo te secabas los ojos con el brazo y retiré la mirada para evitar ver el destrozo que acababa de causarte.
No pude pegar ojo en el resto de la noche.
Cuando vi los primeros rayos de sol entrar por la ventana, me cercioré de que dormías y salí de la habitación.
Encendí mi portatil y me dispuse a escribir todo lo que pasaba por mi alma en aquellos momentos. Toda la confusión, el daño causado... todo.´
Aquella mañana necesité a alguien con quien hablar... y no tuve a nadie.
Aquella mañana me bloqueé frente al ordenador, y no pude hacer más que llorar y suplicar por que no me vieras de esa forma, porque de ser así, me abrazarías.
Y no quería un abrazo tuyo, de la misma forma que la noche anterior no quise que me hicieras el amor.
Porque aquello se acabó, no soportaba un minuto más mirarte y no verte, mirarte y pensar en volar con él.
Porque no podía soportar la idea de que alguien que no fuera él me tocara, me abrazara o me besara.
Porque él era, y es, mi mundo.
Y todo lo demás no importa.
Ya no estoy enamorada de ti.
Sentada en la cama, sin mirarte, sentí cómo te rompías en pedacitos a pesar de que en el fondo sabías tan bien como yo que esas palabras acabarían por salir de mis labios.
Me abracé a mí misma deseando que no tuvieras la idea de hacerlo tú mientras escuchaba mis lagrimas caer y perderse en el olvido de las sabanas.
Te miré.
La oscuridad de la habitación sólo me permitió adivinar tu silueta tumbada.
El silencio sólo se vio roto por el caer de aquellas lagrimas que tanto luché por contenter y sin embargo estaba esperando ver salir.
Gotita tras gotita se fué borrando cualquier ceniza que pudiera quedar caliente, y de repente vi cómo te secabas los ojos con el brazo y retiré la mirada para evitar ver el destrozo que acababa de causarte.
No pude pegar ojo en el resto de la noche.
Cuando vi los primeros rayos de sol entrar por la ventana, me cercioré de que dormías y salí de la habitación.
Encendí mi portatil y me dispuse a escribir todo lo que pasaba por mi alma en aquellos momentos. Toda la confusión, el daño causado... todo.´
Aquella mañana necesité a alguien con quien hablar... y no tuve a nadie.
Aquella mañana me bloqueé frente al ordenador, y no pude hacer más que llorar y suplicar por que no me vieras de esa forma, porque de ser así, me abrazarías.
Y no quería un abrazo tuyo, de la misma forma que la noche anterior no quise que me hicieras el amor.
Porque aquello se acabó, no soportaba un minuto más mirarte y no verte, mirarte y pensar en volar con él.
Porque no podía soportar la idea de que alguien que no fuera él me tocara, me abrazara o me besara.
Porque él era, y es, mi mundo.
Y todo lo demás no importa.
domingo, 12 de junio de 2011
Ansiedad
Aquel día, sentada en aquella silla con la gomaespuma un poco destrozada y sin reposabrazos comienzo a notar escased de oxígeno mientras ella va soltando su parafernalia absurda.
Intento hacerla ver mi punto de vista pero no me deja exponerlo, me corta, está a la defensiva.
Y el oxígeno se acaba.
Me agarro como puedo al asiento, le clavo las uñas en un intento por contener las ganas de gritarla mientras lo que entra en mis pulmones es ya fuego.
Con la caída de la primera gota de agua, la lava me colapsa y mi cuerpo toma las bocanadas ya de forma compulsiva, negándose a creer que aquello que respira no va a ayudarlo.
Respiro cada vez con más dificultad y comienzo a temerme a mí misma.
Sola, frente a ella, sin ninguna ayuda, ningun apoyo, intento mantener a flote mi respiración falta de oxígeno.
Intento relajarme pero no puedo, me insta a levantarme y temo el momento de hacerlo, no se si podré mantenerme en pie.
Cuando quiero darme cuenta la estoy dando la espalda, convulsionándo más de lo que ya estaba y avergonzada ante tal situación pero sin poder hacer nada por parar.
Mi cuerpo se niega a relajarse así que ella decide continuar con su trabajo. Yo me quedo mirando la nada mientras el fuego vuelve poco a poco a ser aire.
Finalmente, me invita a abandonar la sala.
Salgo sin decir adiós, atravieso el pasillo lleno de gente y me encierro en el baño, donde de nuevo el aire es fuego y me rodea.
Sentada, miro al suelo con la cabeza entre mis rodillas, me limpio, intento pensar en otra cosa... cualquier cosa con tal de no sentir esa asfixia de hace unos minutos.
Esa asfixia que sólo he sentido en esos sueños donde viajo al infierno.
Intento hacerla ver mi punto de vista pero no me deja exponerlo, me corta, está a la defensiva.
Y el oxígeno se acaba.
Me agarro como puedo al asiento, le clavo las uñas en un intento por contener las ganas de gritarla mientras lo que entra en mis pulmones es ya fuego.
Con la caída de la primera gota de agua, la lava me colapsa y mi cuerpo toma las bocanadas ya de forma compulsiva, negándose a creer que aquello que respira no va a ayudarlo.
Respiro cada vez con más dificultad y comienzo a temerme a mí misma.
Sola, frente a ella, sin ninguna ayuda, ningun apoyo, intento mantener a flote mi respiración falta de oxígeno.
Intento relajarme pero no puedo, me insta a levantarme y temo el momento de hacerlo, no se si podré mantenerme en pie.
Cuando quiero darme cuenta la estoy dando la espalda, convulsionándo más de lo que ya estaba y avergonzada ante tal situación pero sin poder hacer nada por parar.
Mi cuerpo se niega a relajarse así que ella decide continuar con su trabajo. Yo me quedo mirando la nada mientras el fuego vuelve poco a poco a ser aire.
Finalmente, me invita a abandonar la sala.
Salgo sin decir adiós, atravieso el pasillo lleno de gente y me encierro en el baño, donde de nuevo el aire es fuego y me rodea.
Sentada, miro al suelo con la cabeza entre mis rodillas, me limpio, intento pensar en otra cosa... cualquier cosa con tal de no sentir esa asfixia de hace unos minutos.
Esa asfixia que sólo he sentido en esos sueños donde viajo al infierno.
domingo, 5 de junio de 2011
Junio (II)
Y así comenzó la espera.
Sí... Pero no.
La princesa se sentó bajo su rosal, en la única sombra del claro, dispuesta a esperar todo lo que fuera necesario, hasta que el lobo se decidiera a morderla.
Se veían a menudo, hablaban del tiempo, del bosque y de sus maravillas, paseaban, reían... y poco a poco se acercaban cada vez más el uno al otro.
Poco a poco, el lobo abría su burbuja permitiéndola entrar, y ella se adentraba sin miedo a descubrir más cosas.
Poco a poco, ella perdía aún más posibilidades de volver atrás. Pasito a pasito, aquel rosal iba también arraigándose más.
Pasaban los días, unos soleados y calurosos, otros con chubascos repentinos, pero todos con ese color que sólo el lobo sabe dar...
Así pasó el mes de junio, rápido y maravilloso.
Así, pasito a pasito, echaste raices en este corazón.
Ahora, después de 11 meses de recorrido por el cielo sigo sin saber expresar todo lo que siento, porque es tan grande y tan precioso que una descripción siempre se quedaría corta.
Porque eres mucho más que un mundo, mucho más que mi mundo. Y te amo con locura.
Sí... Pero no.
La princesa se sentó bajo su rosal, en la única sombra del claro, dispuesta a esperar todo lo que fuera necesario, hasta que el lobo se decidiera a morderla.
Se veían a menudo, hablaban del tiempo, del bosque y de sus maravillas, paseaban, reían... y poco a poco se acercaban cada vez más el uno al otro.
Poco a poco, el lobo abría su burbuja permitiéndola entrar, y ella se adentraba sin miedo a descubrir más cosas.
Poco a poco, ella perdía aún más posibilidades de volver atrás. Pasito a pasito, aquel rosal iba también arraigándose más.
Pasaban los días, unos soleados y calurosos, otros con chubascos repentinos, pero todos con ese color que sólo el lobo sabe dar...
Así pasó el mes de junio, rápido y maravilloso.
Así, pasito a pasito, echaste raices en este corazón.
Ahora, después de 11 meses de recorrido por el cielo sigo sin saber expresar todo lo que siento, porque es tan grande y tan precioso que una descripción siempre se quedaría corta.
Porque eres mucho más que un mundo, mucho más que mi mundo. Y te amo con locura.
miércoles, 1 de junio de 2011
Junio (I)
La princesa libre despertó en medio de un mar de escombros de cristal y arenas muertas, en el claro del bosque.
Miró a su alrededor, y recordó qué había pasado.
Los gritos, él acercándose... y la explosión. No recordaba nada más.
Sin embargo, por alguna razón se sentía bien. Por fín él sabía la verdad oculta tras aquellos brotes.
Aquel rosal había crecido más de lo que ella podía imaginar, llegaba hasta más allá de donde la vista alcanza, se perdía en la profundidad del claro cielo azul primaveral.
Sin embargo, no tenía rosas. Tenía espinas, pero no rosas.
Le escuchó acercarse y, por una vez, tuvo miedo de girarse a mirarlo.
Tuvo miedo de ver oscuridad e indiferencia en sus ojos.
Miedo de que la dejara sola.
Miedo de perderlo, de volver a ser encerrada en aquel mundo gris.
El gran lobo se sentó a su lado, la miró y habló durante horas sobre el bosque.
Se sintieron cómodos respirando el mismo aire, disfrutando el uno del otro como viejos amigos, aunque no habían pasado nunca tiempo solos.
Sin embargo, él debía dar una respuesta a la princesa. Debía dejarle claras las cosas, al fin y al cabo, ésa era la razon de aquel encuentro.
Entonces hablaron, con el corazón en un puño.
Le vió nervioso, pensativo, echo un lío.
Le vió sonreir, sonrojarse.
Le vió mirarla, con aquellos ojos que la hacen perder la cabeza.
Le vió triste.
Sí... pero no.
Miró a su alrededor, y recordó qué había pasado.
Los gritos, él acercándose... y la explosión. No recordaba nada más.
Sin embargo, por alguna razón se sentía bien. Por fín él sabía la verdad oculta tras aquellos brotes.
Aquel rosal había crecido más de lo que ella podía imaginar, llegaba hasta más allá de donde la vista alcanza, se perdía en la profundidad del claro cielo azul primaveral.
Sin embargo, no tenía rosas. Tenía espinas, pero no rosas.
Le escuchó acercarse y, por una vez, tuvo miedo de girarse a mirarlo.
Tuvo miedo de ver oscuridad e indiferencia en sus ojos.
Miedo de que la dejara sola.
Miedo de perderlo, de volver a ser encerrada en aquel mundo gris.
El gran lobo se sentó a su lado, la miró y habló durante horas sobre el bosque.
Se sintieron cómodos respirando el mismo aire, disfrutando el uno del otro como viejos amigos, aunque no habían pasado nunca tiempo solos.
Sin embargo, él debía dar una respuesta a la princesa. Debía dejarle claras las cosas, al fin y al cabo, ésa era la razon de aquel encuentro.
Entonces hablaron, con el corazón en un puño.
Le vió nervioso, pensativo, echo un lío.
Le vió sonreir, sonrojarse.
Le vió mirarla, con aquellos ojos que la hacen perder la cabeza.
Le vió triste.
Sí... pero no.
viernes, 27 de mayo de 2011
Mayo II
Aquella mañana, la princesa que aún no sabía que era princesa supo que éra su última oportunidad.
Esa mañana, ella debería girar la cabeza cuando el lobo apareciera.
Así, por fin, él vería aquellos brotes que ya eran rosales y apretaban contra el frío cristal en un intento por rasgarlo.
Ella había comprendido que no había vuelta atrás, que aquellos rosales luchaban por lo mismo que ella ansiaba, así que debía arriesgarlo todo.
Llegó al lugar una vez más y se dispuso a esperarle.
Aquella mañana se hizo eterna.
Le vió aparecer por la linde del claro, con la misma paciencia de siempre.
Le vió llegar, acercarse, permanecer un rato ahí... y dar media vuelta sin dirigirle una mirada.
Comenzó a caminar para irse por donde había venido. Poco a poco, él se alejaba. Paso a paso, ella perdía su oportunidad.
Entonces, en un alarde de valor, ella tomó todo el aire que la quedaba dentro del reloj de arena y gritó.
Con todas sus fuerzas. Su nombre. Varias veces.
El sonido retumbó, el cristal se tambaleó y las arenas se sacudieron.
El lobo se giró, y la vio alli, pegada al cristal, siendo tragada por aquellas arenas furiosas y aplastada por la fuerza del rosal.
Corrió a salvarla, pero no sabía cómo. Se dió cuenta de la pasión que ella guardaba en su interior, de sus sentimientos, y decidió ayudarla de una vez por todas.
Posó la nariz en el cristal intentando que algo de su calor lo atravesara y llegara hasta la muchacha y entonces...
Entonces el cristal cedió. Se rompió en mil pedazos. Las arenas se expandieron inertes a su alrededor y ella se desplomó.
Él la miro asustado, no sabía si había hecho bien en mirarla cada día, en dar un poco de luz a ese mundo tan frío en el que habitaba, así que dio media vuelta cuando se aseguró de que ella seguía viva y sana, y se perdió entre la multitud verdosa...
Esa mañana, ella debería girar la cabeza cuando el lobo apareciera.
Así, por fin, él vería aquellos brotes que ya eran rosales y apretaban contra el frío cristal en un intento por rasgarlo.
Ella había comprendido que no había vuelta atrás, que aquellos rosales luchaban por lo mismo que ella ansiaba, así que debía arriesgarlo todo.
Llegó al lugar una vez más y se dispuso a esperarle.
Aquella mañana se hizo eterna.
Le vió aparecer por la linde del claro, con la misma paciencia de siempre.
Le vió llegar, acercarse, permanecer un rato ahí... y dar media vuelta sin dirigirle una mirada.
Comenzó a caminar para irse por donde había venido. Poco a poco, él se alejaba. Paso a paso, ella perdía su oportunidad.
Entonces, en un alarde de valor, ella tomó todo el aire que la quedaba dentro del reloj de arena y gritó.
Con todas sus fuerzas. Su nombre. Varias veces.
El sonido retumbó, el cristal se tambaleó y las arenas se sacudieron.
El lobo se giró, y la vio alli, pegada al cristal, siendo tragada por aquellas arenas furiosas y aplastada por la fuerza del rosal.
Corrió a salvarla, pero no sabía cómo. Se dió cuenta de la pasión que ella guardaba en su interior, de sus sentimientos, y decidió ayudarla de una vez por todas.
Posó la nariz en el cristal intentando que algo de su calor lo atravesara y llegara hasta la muchacha y entonces...
Entonces el cristal cedió. Se rompió en mil pedazos. Las arenas se expandieron inertes a su alrededor y ella se desplomó.
Él la miro asustado, no sabía si había hecho bien en mirarla cada día, en dar un poco de luz a ese mundo tan frío en el que habitaba, así que dio media vuelta cuando se aseguró de que ella seguía viva y sana, y se perdió entre la multitud verdosa...
domingo, 15 de mayo de 2011
Broken souls
El otro día vi un anuncio en el periódico. Decía que el alma no cambia.
A la mañana siguiente, una noticia. Un padre había abusado de sus hijos y lo había grabado y difundido por la red.
¿Realmente el alma no cambia?
Me niego a creer que el alma de esos niños estuviera rota antes de subir a la cubierta del barco en la que les robaron la inocencia.
El alma cambia, y nosotros con ella.
Esos niños no tienen culpa de haber dado con un padre desalmado que ha acabado rompiéndoles, que les ha pisoteado y usado cual objeto para satisfacer sus oscuros deseos.
Esos niños van a pasar un buen tiempo intentando comprender, dar un sentido al comportamiento de alguien que se supone debe quererlos.
Van a gritar y llorar muchas noches.
Van a pensar que dentro de ellos hay algo que no debería estar.
Van a meterse a la bañera y frotar con agua hirviéndo esa suciedad que parece no estar ahí pero que a ellos les corroe cual ácido por dentro.
Aunque no servirá de nada.
Esos niños tienen el alma rota, y por mucho que la peguen, al igual que los jarrones rotos seguirán teniendo las cicatrices.
Por mucho que intenten curarlas,con los años supurarán y ellos pasarán miedo.
Miedo de que ese alma que tanto les costó reconstruir vuelva a hacerse pedacitos, y no los encuentren todos.
Miedo de convertirse en los mismos desalmados que su padre y poner las manos encima a otra personita inocente.
¿De verdad el alma no cambia?
A la mañana siguiente, una noticia. Un padre había abusado de sus hijos y lo había grabado y difundido por la red.
¿Realmente el alma no cambia?
Me niego a creer que el alma de esos niños estuviera rota antes de subir a la cubierta del barco en la que les robaron la inocencia.
El alma cambia, y nosotros con ella.
Esos niños no tienen culpa de haber dado con un padre desalmado que ha acabado rompiéndoles, que les ha pisoteado y usado cual objeto para satisfacer sus oscuros deseos.
Esos niños van a pasar un buen tiempo intentando comprender, dar un sentido al comportamiento de alguien que se supone debe quererlos.
Van a gritar y llorar muchas noches.
Van a pensar que dentro de ellos hay algo que no debería estar.
Van a meterse a la bañera y frotar con agua hirviéndo esa suciedad que parece no estar ahí pero que a ellos les corroe cual ácido por dentro.
Aunque no servirá de nada.
Esos niños tienen el alma rota, y por mucho que la peguen, al igual que los jarrones rotos seguirán teniendo las cicatrices.
Por mucho que intenten curarlas,con los años supurarán y ellos pasarán miedo.
Miedo de que ese alma que tanto les costó reconstruir vuelva a hacerse pedacitos, y no los encuentren todos.
Miedo de convertirse en los mismos desalmados que su padre y poner las manos encima a otra personita inocente.
¿De verdad el alma no cambia?
viernes, 13 de mayo de 2011
Ella.
Ya he comprendido que pasas de mi como de los cientos de coches que pasan a tu lado cada día. He comprendido que para tí no soy nada.
De la misma manera que no significó nada el hecho de que cuando los que eran tus amigos te abandonaran llamándote loca y yo te abriera las puertas.
No significó nada que te perdonara todas las barbaridades que me hiciste,ni que me enfrentara a todo lo que me importaba por ti, ni que removiera cielo y tierra para encontrarte cuando desapareciste del mapa la primera vez.
Tampoco te han importado mis sentimientos, pues una vez más, me has usado para lo que has querido cuando has querido y yo, como una tonta, caí rendida a tus pies.
Basta.
Sé que años después volverás a mi vida, como has hecho siempre. Te olvidas de mí hasta que un buen dia, reapareces.
Reapareces, te llevas algo mío, y vuelves a desaparecer.
No vuelvas más, por favor.
Si vas a volver para llevártelo, no vengas.
No vengas ni siquiera para devolverme lo que te llevaste.
De la misma manera que no significó nada el hecho de que cuando los que eran tus amigos te abandonaran llamándote loca y yo te abriera las puertas.
No significó nada que te perdonara todas las barbaridades que me hiciste,ni que me enfrentara a todo lo que me importaba por ti, ni que removiera cielo y tierra para encontrarte cuando desapareciste del mapa la primera vez.
Tampoco te han importado mis sentimientos, pues una vez más, me has usado para lo que has querido cuando has querido y yo, como una tonta, caí rendida a tus pies.
Basta.
Sé que años después volverás a mi vida, como has hecho siempre. Te olvidas de mí hasta que un buen dia, reapareces.
Reapareces, te llevas algo mío, y vuelves a desaparecer.
No vuelvas más, por favor.
Si vas a volver para llevártelo, no vengas.
No vengas ni siquiera para devolverme lo que te llevaste.
jueves, 12 de mayo de 2011
Un año de delirios
Cuando empecé este blog no esperaba que nadie me leyera.
Lo abrí con el único objetivo de dar rienda suelta a las cosas que siento y pienso, que por aquellos días eran demasiadas como para quedármelas en la cabeza. Comenzó siendo un lugar un poco lúgubre, triste, pero con el tiempo ha ido transformándose de la misma manera que me he transformado yo.
Hoy, este rinconcito cumple un año.
Un año de risas, lágrimas, entradas empalagosas y otras no tan dulces.
Un año con un lugar en el que expresarme libremente, darme rienda suelta y desestresarme cuando lo necesito.
Sin duda, escribir es para mí como un vaso de agua después de una larga caminata por el desierto. Me relaja, hace que olvide el mundo real y me permite viajar donde me apetece.
Y siempre es un placer contar con invitados que me acompañen en cada historia.
¡Gracias a todos!
Lo abrí con el único objetivo de dar rienda suelta a las cosas que siento y pienso, que por aquellos días eran demasiadas como para quedármelas en la cabeza. Comenzó siendo un lugar un poco lúgubre, triste, pero con el tiempo ha ido transformándose de la misma manera que me he transformado yo.
Hoy, este rinconcito cumple un año.
Un año de risas, lágrimas, entradas empalagosas y otras no tan dulces.
Un año con un lugar en el que expresarme libremente, darme rienda suelta y desestresarme cuando lo necesito.
Sin duda, escribir es para mí como un vaso de agua después de una larga caminata por el desierto. Me relaja, hace que olvide el mundo real y me permite viajar donde me apetece.
Y siempre es un placer contar con invitados que me acompañen en cada historia.
¡Gracias a todos!
martes, 10 de mayo de 2011
Televisor
Hace un momento, por azares del destino, vi en la televisión una escena de una película que adapta un conocido best-seller literario.
Una sola escena me ha puesto los pelos de punta, me ha quitado el sueño y ha vuelto a hacer aparecer ese sudor frío que tanto odio.
De repente, no podia apartar los ojos de la pantalla.
Esposas, gritos de dolor, movimiento y agonía.
Mi madre me sacó de mi congelación momentánea, me arrastró a la cocina y nos pusimos a pensar en otra cosa.
Ella no lo sabe, ni lo sabrá nunca.
De la misma forma que nunca la estaré lo suficientemente agradecida por apartarme del televisor hace cinco minutos.
Odio que vuelva a aparecer cuando menos me lo espero.
Una sola escena me ha puesto los pelos de punta, me ha quitado el sueño y ha vuelto a hacer aparecer ese sudor frío que tanto odio.
De repente, no podia apartar los ojos de la pantalla.
Esposas, gritos de dolor, movimiento y agonía.
Mi madre me sacó de mi congelación momentánea, me arrastró a la cocina y nos pusimos a pensar en otra cosa.
Ella no lo sabe, ni lo sabrá nunca.
De la misma forma que nunca la estaré lo suficientemente agradecida por apartarme del televisor hace cinco minutos.
Odio que vuelva a aparecer cuando menos me lo espero.
jueves, 5 de mayo de 2011
Mayo (I)
Aquela mañana la princesa que aún no sabía que era princesa se levantó temprano. Se le acababa el tiempo, poco a poco, de la misma manera que se le estaba agotando el aire dentro de aquellos muros de cristal.
El nivel de las cenizas había aumentado considerablemente y ya apenas podía ver el exterior. Sin embargo, eso ya había dejado de importar.
Porque él ya estaba ahí, sentado, cerca de ella. Podía sentirlo haciéndola compañía en su grisaceo mundo desde el exterior.
Aquella mañana, como tantas otras, se acercó al único lugar con un poco de vida, con un poco de color, que había dentro de aquel reloj de arena.
Se sentó a observar los pequeños brotes de rosal crecer sin cesar, y a las cenizas intentar ahogarlos sin éxito.
Pudo saber el momento exacto en que él apareció, porque cada vez que aquel gran lobo echaba una mirada, por leve que fuera, al interior de los fríos muros, un nuevo brote salía con fuerza de entre tanta muerte.
Ella, una vez más, no levantó la vista de las pequeñas plantas, porque sabía que él no podía ver esto aún, que todavía no estaban listos para encontrarse.
Aún tendría que esperar, hasta que aquellos suaves brotes rompieran su cautiverio y estuviera lista para volar...
Porque nada importa mientras sigas queriendo besarme.
El nivel de las cenizas había aumentado considerablemente y ya apenas podía ver el exterior. Sin embargo, eso ya había dejado de importar.
Porque él ya estaba ahí, sentado, cerca de ella. Podía sentirlo haciéndola compañía en su grisaceo mundo desde el exterior.
Aquella mañana, como tantas otras, se acercó al único lugar con un poco de vida, con un poco de color, que había dentro de aquel reloj de arena.
Se sentó a observar los pequeños brotes de rosal crecer sin cesar, y a las cenizas intentar ahogarlos sin éxito.
Pudo saber el momento exacto en que él apareció, porque cada vez que aquel gran lobo echaba una mirada, por leve que fuera, al interior de los fríos muros, un nuevo brote salía con fuerza de entre tanta muerte.
Ella, una vez más, no levantó la vista de las pequeñas plantas, porque sabía que él no podía ver esto aún, que todavía no estaban listos para encontrarse.
Aún tendría que esperar, hasta que aquellos suaves brotes rompieran su cautiverio y estuviera lista para volar...
Porque nada importa mientras sigas queriendo besarme.
lunes, 2 de mayo de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
Venganza
Pude ver a la princesa salir del bosque cuando el cielo se vio iluminado una vez más por un rayo de tormenta.
Estaba calada hasta los huesos, armada hasta los dientes y la determinación la rodeaba de la misma manera que lo hacía el aura ahora muerta que antaño fuera dorada.
Sus ojos se cruzaron con los mios un momento antes de que empezara a andar de nuevo hacia la torre y se metiera en ella sin hacer ningun esfuerzo por que no se la escuchara.
Aquella mirada fria congeló hasta la última fibra de mi ser.
Ella sabía que quien había osado hacer daño a su lobo, quien le arrojó a las llamas, se encontraba ahí dentro, y sabía que la estaba esperando y que no sería capaz de frenarla.
En cierto modo, porque ella murió el mismo día que el lobo lo hizo. Y la única razón que la mantenía con vida era llegar a ese destino y acabar con quien estuviera allí dentro.
Cada peldaño que subía la acercaba un poco más al reencuentro deseado, porque después de llevar a cabo su misión, se arrojaría al fuego para fundirse con las cenizas de él con las esperanza de que la guiaran en su búsqueda.
Abrió la puerta final y allí se encontraba, esperando pacientemente, quien había venido a buscar. La razón de aquel tedioso viaje.
Levantó no sin esfuerzo su espada...
Estaba calada hasta los huesos, armada hasta los dientes y la determinación la rodeaba de la misma manera que lo hacía el aura ahora muerta que antaño fuera dorada.
Sus ojos se cruzaron con los mios un momento antes de que empezara a andar de nuevo hacia la torre y se metiera en ella sin hacer ningun esfuerzo por que no se la escuchara.
Aquella mirada fria congeló hasta la última fibra de mi ser.
Ella sabía que quien había osado hacer daño a su lobo, quien le arrojó a las llamas, se encontraba ahí dentro, y sabía que la estaba esperando y que no sería capaz de frenarla.
En cierto modo, porque ella murió el mismo día que el lobo lo hizo. Y la única razón que la mantenía con vida era llegar a ese destino y acabar con quien estuviera allí dentro.
Cada peldaño que subía la acercaba un poco más al reencuentro deseado, porque después de llevar a cabo su misión, se arrojaría al fuego para fundirse con las cenizas de él con las esperanza de que la guiaran en su búsqueda.
Abrió la puerta final y allí se encontraba, esperando pacientemente, quien había venido a buscar. La razón de aquel tedioso viaje.
Levantó no sin esfuerzo su espada...
martes, 12 de abril de 2011
Kanon
Navegando por la red he encontrado nuevas canciones de una artista japonesa que me gusta.
Me he puesto a escuchar y esa aguda voz se me ha vuelto a calar hasta los huesos.
He recordado entonces la época en que empecé a escucharla.
Fué en abril, hace un par de años.
Aquella primavera y posterior verano fueron claramente nefastos en muchos aspectos que no quiero recordar.
Sin embargo, las notas intentan llevarme a aquella época ya cerrada con una fuerza dificil de resistir y por un momento puedo verle sentado en mi cama, hablándome, mirándome a los ojos, cautivándome con esa fachada de dulces susurros que se derrumbó por su propio peso y arrastró todo a su paso.
Entonces me giro y veo el parpadeo naranja que una vez más me trae al presente resistiendo toda fuerza y alejando de mí todo aquello que no quiero que regrese nunca más...
Me he puesto a escuchar y esa aguda voz se me ha vuelto a calar hasta los huesos.
He recordado entonces la época en que empecé a escucharla.
Fué en abril, hace un par de años.
Aquella primavera y posterior verano fueron claramente nefastos en muchos aspectos que no quiero recordar.
Sin embargo, las notas intentan llevarme a aquella época ya cerrada con una fuerza dificil de resistir y por un momento puedo verle sentado en mi cama, hablándome, mirándome a los ojos, cautivándome con esa fachada de dulces susurros que se derrumbó por su propio peso y arrastró todo a su paso.
Entonces me giro y veo el parpadeo naranja que una vez más me trae al presente resistiendo toda fuerza y alejando de mí todo aquello que no quiero que regrese nunca más...
lunes, 11 de abril de 2011
(8)
Hace dos semanas, subí por ultima vez aquellas escaleras.
Mi violoncello a la espalda se balanceaba a cada paso, poco a poco, como deseando salir a sabiendas de que no volvería a hacerlo en una temporada.
Durante la clase, repasamos todo y pude ver claramente cuánto había progresado.
El tiempo jugó en mi contra y las dos horas volaron más rápido de lo habitual.
Recogí mi instrumento y me despedí de aquel que me ha enseñado todo lo que sé de este mundo tan fascinante.
Salí por donde había entrado, y sentí impulsos de volver y romper la hoja de baja.
Sentí impulsos de volver el lunes pasado también.
Porque desde entonces, poco a poco, siento que me va faltando algo.
Sé que suena absurdo, pero la música para mí es como el aire.
Echo de menos tocar en buena compañía, disfrutar de la música.
Echo de menos aquellos fines de semana en los que deseaba que llegara el lunes, sólo por ir a esa clase y evadirme de todo durante los cuarenta minutos con los que empecé a aprender.
Echo de menos esos primeros años en los que tocar era una diversión, en los que las canciones eran preciosas y desconocidas, algunas compuestas por los niños.
Echo de menos el nerviosismo previo a los conciertos, los cambios repentinos de programa y los tropezones por la escalera de caracol.
Pero lo decidido, decidido está. Las cosas no son lo que eran y antes de que la pasión que siento por la música muera he preferido abandonar esas clases que en otro tiempo me dieron la razón para pasar otra semana.
De Rika-chan para A, A. Siempre serás mi profe preferido.
Mi violoncello a la espalda se balanceaba a cada paso, poco a poco, como deseando salir a sabiendas de que no volvería a hacerlo en una temporada.
Durante la clase, repasamos todo y pude ver claramente cuánto había progresado.
El tiempo jugó en mi contra y las dos horas volaron más rápido de lo habitual.
Recogí mi instrumento y me despedí de aquel que me ha enseñado todo lo que sé de este mundo tan fascinante.
Salí por donde había entrado, y sentí impulsos de volver y romper la hoja de baja.
Sentí impulsos de volver el lunes pasado también.
Porque desde entonces, poco a poco, siento que me va faltando algo.
Sé que suena absurdo, pero la música para mí es como el aire.
Echo de menos tocar en buena compañía, disfrutar de la música.
Echo de menos aquellos fines de semana en los que deseaba que llegara el lunes, sólo por ir a esa clase y evadirme de todo durante los cuarenta minutos con los que empecé a aprender.
Echo de menos esos primeros años en los que tocar era una diversión, en los que las canciones eran preciosas y desconocidas, algunas compuestas por los niños.
Echo de menos el nerviosismo previo a los conciertos, los cambios repentinos de programa y los tropezones por la escalera de caracol.
Pero lo decidido, decidido está. Las cosas no son lo que eran y antes de que la pasión que siento por la música muera he preferido abandonar esas clases que en otro tiempo me dieron la razón para pasar otra semana.
De Rika-chan para A, A. Siempre serás mi profe preferido.
martes, 5 de abril de 2011
Miercoles de abril
Desde aquella noche, los miércoles tuvieron otro color.
Desde entonces, me levantaba feliz. Me levantaba de la cama, nerviosa, pensando qué ponerme, me vestía con más rapidez de lo normal y siempre salía antes de casa.
El trayecto hasta la estación del trasbordo se hacía más largo y nunca, nunca, me dormía.
Sólo me dedicaba a mirar por la ventana el amanecer primaveral, esperando llegar a esa estación con el tiempo suficiente para avanzar al final del andén, donde tú solías esperar la llegada del tren.
Me dedicaba a pensar en encontrarte lo antes posible, y acercarme a saludarte.
Las mañanas que no te encontraba en la estación hacían que el segundo tren matutino viniera aún más despacio. Y avanzara al destino a una velocidad desesperante.
Cuando por fin entraba en clase, tomaba asiento y esperaba escuchar tu nombre saliendo de alguna garganta anónima, o tu voz dando los buenos días a alguien más afortunado que yo.
Durante la hora lectiva, recuerdo buscar cualquier razón absurda para darme la vuelta y poder, furtivamente, mirarte unos pocos segundos...
Hace tan sólo un par de días desperté antes del amanecer, y al girarme vi tu silueta recortada sobre el fondo de mi habitación.
Dormías.
Sonreí tontamente y me abracé a tu espalda pensando en el tiempo que ha pasado desde aquellas mañanas. Te abracé aún mas fuerte.
Y mientras me embriagaba con esa sensación, pensé que no quiero soltarte, que no quiero que dejen de existir mañanas como esa, ni quiero que te vayas de mi lado.
Porque yo también llevo los nueve meses más bonitos de mi vida.
Te amo ^^.
Desde entonces, me levantaba feliz. Me levantaba de la cama, nerviosa, pensando qué ponerme, me vestía con más rapidez de lo normal y siempre salía antes de casa.
El trayecto hasta la estación del trasbordo se hacía más largo y nunca, nunca, me dormía.
Sólo me dedicaba a mirar por la ventana el amanecer primaveral, esperando llegar a esa estación con el tiempo suficiente para avanzar al final del andén, donde tú solías esperar la llegada del tren.
Me dedicaba a pensar en encontrarte lo antes posible, y acercarme a saludarte.
Las mañanas que no te encontraba en la estación hacían que el segundo tren matutino viniera aún más despacio. Y avanzara al destino a una velocidad desesperante.
Cuando por fin entraba en clase, tomaba asiento y esperaba escuchar tu nombre saliendo de alguna garganta anónima, o tu voz dando los buenos días a alguien más afortunado que yo.
Durante la hora lectiva, recuerdo buscar cualquier razón absurda para darme la vuelta y poder, furtivamente, mirarte unos pocos segundos...
Hace tan sólo un par de días desperté antes del amanecer, y al girarme vi tu silueta recortada sobre el fondo de mi habitación.
Dormías.
Sonreí tontamente y me abracé a tu espalda pensando en el tiempo que ha pasado desde aquellas mañanas. Te abracé aún mas fuerte.
Y mientras me embriagaba con esa sensación, pensé que no quiero soltarte, que no quiero que dejen de existir mañanas como esa, ni quiero que te vayas de mi lado.
Porque yo también llevo los nueve meses más bonitos de mi vida.
Te amo ^^.
domingo, 20 de marzo de 2011
20 de marzo.
Y allí, frente las escaleras del metro de Callao, algo entrada la noche, tras una cena maravillosa y rodeados de gente, tuvo lugar el primer contacto.
Aquellos segundos en los que nos quedamos estúpidamente agarrados, en los que intenté retenerte un rato más... en los que hablabas y te alejabas poco a poco hasta que nuestros brazos no dieron más de sí...
Aquellos segundos hicieron que la fresca noche se tornara día.
Las mariposas de mi estómago volvieron a despertarse de su letargo.
Sentí el rubor ascender con demasiada premura.
Y el rosal brotó con fuerza.
No pude parar de sonreir durante el resto de la velada.
Y fue la primera de muchas noches en las que conciliar el sueño fue imposible.
Aquel sabado, 20 de marzo, comenzó todo.
Aquellos segundos en los que nos quedamos estúpidamente agarrados, en los que intenté retenerte un rato más... en los que hablabas y te alejabas poco a poco hasta que nuestros brazos no dieron más de sí...
Aquellos segundos hicieron que la fresca noche se tornara día.
Las mariposas de mi estómago volvieron a despertarse de su letargo.
Sentí el rubor ascender con demasiada premura.
Y el rosal brotó con fuerza.
No pude parar de sonreir durante el resto de la velada.
Y fue la primera de muchas noches en las que conciliar el sueño fue imposible.
Aquel sabado, 20 de marzo, comenzó todo.
lunes, 14 de marzo de 2011
Regalo
"Tu regalo lo tienes en casa. Cuando lo quieras, vas"
Efectivamente, las primeras palabras que la novia de mi padre me dedicó al verme ayer. Lo único que pude contestar fue que ya me pasaría. Pero el caso es que nunca voy a esa casa.
Excepto cuando no me queda más remedió, es decir, en Navidad.
Es la casa donde vive mi padre, con esa mujer, sus dos hijos (en los que mi padre no tiene nada que ver) y la madre de ella. Yo lo llamo "el clan".
Me parece increíble que me digan que vaya yo a buscar mi regalo de cumpleaños. Hasta donde alcanza mi comprensión, cuando compras un regalo para quien sea, estás deseando darselo, y se lo llevas cuando vas a coincidir.
No le haces que vaya a busarlo.
He decidido que no voy a ir a buscarlo, por varias razones:
La primera, no me gusta que me chantajeen y menos con regalos. He tenido bastante de eso durante mi infancia, gracias.
La segunda, si no voy a esa casa es por que no quiero y aunque alli haya algo para mí, no me apetece ir a recogerlo.
La tercera, esa mujer no debe meterse en la relación que tiene mi padre conmigo, porque yo se que aunque lo hace con la buena intención de que vaya a verle y nuestra relación pueda mejorar en algún aspecto, si ha estado mal siempre, no va a mejorar ahora, porque ya no le necesito.
Así que no sé qué será, y mucho me temo que seguiré sin saberlo durante bastante tiempo. No sé coómo acabará este episodio, pero tampoco me importa.
Seguro que no aciertan ni de lejos con lo que me gusta.
Efectivamente, las primeras palabras que la novia de mi padre me dedicó al verme ayer. Lo único que pude contestar fue que ya me pasaría. Pero el caso es que nunca voy a esa casa.
Excepto cuando no me queda más remedió, es decir, en Navidad.
Es la casa donde vive mi padre, con esa mujer, sus dos hijos (en los que mi padre no tiene nada que ver) y la madre de ella. Yo lo llamo "el clan".
Me parece increíble que me digan que vaya yo a buscar mi regalo de cumpleaños. Hasta donde alcanza mi comprensión, cuando compras un regalo para quien sea, estás deseando darselo, y se lo llevas cuando vas a coincidir.
No le haces que vaya a busarlo.
He decidido que no voy a ir a buscarlo, por varias razones:
La primera, no me gusta que me chantajeen y menos con regalos. He tenido bastante de eso durante mi infancia, gracias.
La segunda, si no voy a esa casa es por que no quiero y aunque alli haya algo para mí, no me apetece ir a recogerlo.
La tercera, esa mujer no debe meterse en la relación que tiene mi padre conmigo, porque yo se que aunque lo hace con la buena intención de que vaya a verle y nuestra relación pueda mejorar en algún aspecto, si ha estado mal siempre, no va a mejorar ahora, porque ya no le necesito.
Así que no sé qué será, y mucho me temo que seguiré sin saberlo durante bastante tiempo. No sé coómo acabará este episodio, pero tampoco me importa.
Seguro que no aciertan ni de lejos con lo que me gusta.
jueves, 10 de marzo de 2011
.
¿Qué hacer?
Por un lado, me dicen que siga alante, que no es mucho lo que tengo que perder y por el otro, me dicen que piense en eso que arriesgo.
Mi primer impulso es dejarme llevar y seguir adelante con el proceso judicial. Al fin y al cabo, nunca desde que se fué hemos estado demasiado unidos, nunca nos hemos preocupado de llevar una relación normal... Ni siquiera tengo un recuerdo agradable con él de los últimos catorce años.
Pienso en todos los roces, más grandes y menos, que hemos tenido y entonces es cuando esas ganas de seguir se afianzan, cuando realmente pienso que en el fondo, aunque perdamos el contacto, no le echaré de menos.
Entonces la otra parte, la que dice que no lo haga, habla.
Y me dice que piense que pese a todo, él va a ser quien es durante el resto de mi vida, y que por tanto, aunque esté enfadada, debo tragar, porque un dia puede que le necesite, y si me meto ahora en juicios, lo más seguro es que no esté.
Y con él el resto de los que le rodean, que sí que son importantes para mí.
Así que no sé que hacer. Seguir adelante implica muchas cosas, y no seguir muchas otras. Sin embargo y a pesar de todo la única cosa que me ciega, y me hace seguir pase lo que pase es el hecho de que, si no sigo, es posible que mis sueños mueran a medio terminar...
Por un lado, me dicen que siga alante, que no es mucho lo que tengo que perder y por el otro, me dicen que piense en eso que arriesgo.
Mi primer impulso es dejarme llevar y seguir adelante con el proceso judicial. Al fin y al cabo, nunca desde que se fué hemos estado demasiado unidos, nunca nos hemos preocupado de llevar una relación normal... Ni siquiera tengo un recuerdo agradable con él de los últimos catorce años.
Pienso en todos los roces, más grandes y menos, que hemos tenido y entonces es cuando esas ganas de seguir se afianzan, cuando realmente pienso que en el fondo, aunque perdamos el contacto, no le echaré de menos.
Entonces la otra parte, la que dice que no lo haga, habla.
Y me dice que piense que pese a todo, él va a ser quien es durante el resto de mi vida, y que por tanto, aunque esté enfadada, debo tragar, porque un dia puede que le necesite, y si me meto ahora en juicios, lo más seguro es que no esté.
Y con él el resto de los que le rodean, que sí que son importantes para mí.
Así que no sé que hacer. Seguir adelante implica muchas cosas, y no seguir muchas otras. Sin embargo y a pesar de todo la única cosa que me ciega, y me hace seguir pase lo que pase es el hecho de que, si no sigo, es posible que mis sueños mueran a medio terminar...
lunes, 7 de marzo de 2011
Cumpleaños feliz
Ayer, domingo 6 de marzo, tuve la comida familiar en la que se celebró mi cumpleaños con la mitad materna de mi familia.
Tras los ataques de nervios de mi madre, mi hermano pegándose con el fuego de la barbacoa y el perro con un empacho de papel de baño, llegaron los invitados.
Como siempre, mis tios los primeros.
Entraron como un huracán y pasaron de largo. Vale, soy pequeñita pero se me ve lo suficiente como para comprender que estaba situada en medio del pasillo.
Mi tia me dio dos besos casi por cortesía y me deslizó un sobre. Con unos pendientes y una pulsera.
No uso ni pendientes ni pulseras desde hace bastante.
Mi tío por fin calló en la cuenta de que la barbacoa no se celebraba por gusto y en lugar de felicitarme felicitó a mi madre, que cumplió años hace exactamente un mes.
Luego, me tocó el turno. Después de echarme dos años más de los que realmente tengo y seis más de los que aparento me abrazó hasta hacerme crujir las costillas y no volví a acercarme a él en todo el día.
Mi prima llegó la siguiente. Mi prima, con su marido, su hijo pequeño y su vientre a punto de reventar fueron la alegría de la tarde.
Me regalaron una caja con geles y una esponja de baño que me va a hacer el apaño cuando próximamente me vaya de viaje. Huelen genial.
Mi primo apareció bastante tarde con unas ojeras hasta el suelo, bastante comprensibles ya que trabaja de noche. ¿He mencionado que le tocó la lotería?
No me dió ni las gracias por abrirle la puerta de mi casa e invitarle a comer. Tampoco me importa, nuestra relación siempre ha sido así y así seguirá siendo.
Su mujer no apareció, lo cual es una pena.
Como si fuera tradición, alguien criticó la empanada casera de mi madre, el cocinero dejó la panceta sin hacer y el pollo pareció benceno más que ave.
Y la tarta fue de queso.
Odio la tarta de queso.
En fin, espero que la semana que viene, con la mitad paterna, alguien me tenga en consideración y por lo menos sople 22 velas en lugar de 457...
Tras los ataques de nervios de mi madre, mi hermano pegándose con el fuego de la barbacoa y el perro con un empacho de papel de baño, llegaron los invitados.
Como siempre, mis tios los primeros.
Entraron como un huracán y pasaron de largo. Vale, soy pequeñita pero se me ve lo suficiente como para comprender que estaba situada en medio del pasillo.
Mi tia me dio dos besos casi por cortesía y me deslizó un sobre. Con unos pendientes y una pulsera.
No uso ni pendientes ni pulseras desde hace bastante.
Mi tío por fin calló en la cuenta de que la barbacoa no se celebraba por gusto y en lugar de felicitarme felicitó a mi madre, que cumplió años hace exactamente un mes.
Luego, me tocó el turno. Después de echarme dos años más de los que realmente tengo y seis más de los que aparento me abrazó hasta hacerme crujir las costillas y no volví a acercarme a él en todo el día.
Mi prima llegó la siguiente. Mi prima, con su marido, su hijo pequeño y su vientre a punto de reventar fueron la alegría de la tarde.
Me regalaron una caja con geles y una esponja de baño que me va a hacer el apaño cuando próximamente me vaya de viaje. Huelen genial.
Mi primo apareció bastante tarde con unas ojeras hasta el suelo, bastante comprensibles ya que trabaja de noche. ¿He mencionado que le tocó la lotería?
No me dió ni las gracias por abrirle la puerta de mi casa e invitarle a comer. Tampoco me importa, nuestra relación siempre ha sido así y así seguirá siendo.
Su mujer no apareció, lo cual es una pena.
Como si fuera tradición, alguien criticó la empanada casera de mi madre, el cocinero dejó la panceta sin hacer y el pollo pareció benceno más que ave.
Y la tarta fue de queso.
Odio la tarta de queso.
En fin, espero que la semana que viene, con la mitad paterna, alguien me tenga en consideración y por lo menos sople 22 velas en lugar de 457...
sábado, 5 de marzo de 2011
Marzo
Cierto es que durante todo este tiempo ha habido días buenos y dias malos.
Cierto es que hemos tenido momentos agradables y no tan agradables.
Y noches mejores que otras noches.
De la misma manera que hemos tenido abrazos que quitan el aliento y otros que sólo se sienten por fuera.
Y besos en los que me he sentido más cerca de tí de lo que me he sentido nunca, contrapuestos a otros en los que apenas nos rozamos.
Y hemos llorado hasta que nos quedamos sin pañuelos, y reído hasta sentir que se nos rompían las costillas.
Contigo he pasado momentos tan maravillosos que hacen que me olvide de todo lo demás.
Contigo siento lo que es el Amor. El Amor sin condiciones, ese que te hace flotar todo el tiempo entre un estado de estupidez supina y ensoñación constante.
Ese Amor del que uno se contagia sin apenas darse cuenta. Ese Amor que todos ansían vivir pero solo unos pocos afortunados tienen la suerte de conocer.
Quiero ser para ti ese Amor con el que te vuelvas estupido
Quiero ser el mayor amor de cuantos hayas conocido.
Y no pienso darme por vencida.
Felices 8.
Siento que sea una entrada un poco improvisada, este mes me pilló el toro pero bien.
Espero que sigamos juntos, viajando de vez en cuando a esa burbuja, mucho tiempo. Te amo
Cierto es que hemos tenido momentos agradables y no tan agradables.
Y noches mejores que otras noches.
De la misma manera que hemos tenido abrazos que quitan el aliento y otros que sólo se sienten por fuera.
Y besos en los que me he sentido más cerca de tí de lo que me he sentido nunca, contrapuestos a otros en los que apenas nos rozamos.
Y hemos llorado hasta que nos quedamos sin pañuelos, y reído hasta sentir que se nos rompían las costillas.
Contigo he pasado momentos tan maravillosos que hacen que me olvide de todo lo demás.
Contigo siento lo que es el Amor. El Amor sin condiciones, ese que te hace flotar todo el tiempo entre un estado de estupidez supina y ensoñación constante.
Ese Amor del que uno se contagia sin apenas darse cuenta. Ese Amor que todos ansían vivir pero solo unos pocos afortunados tienen la suerte de conocer.
Quiero ser para ti ese Amor con el que te vuelvas estupido
Quiero ser el mayor amor de cuantos hayas conocido.
Y no pienso darme por vencida.
Felices 8.
Siento que sea una entrada un poco improvisada, este mes me pilló el toro pero bien.
Espero que sigamos juntos, viajando de vez en cuando a esa burbuja, mucho tiempo. Te amo
Hoy, es mi cumpleaños.
¡Felicidades, Rika-chan!
Ya os contare el evento familiar, seguro que de algo puedo hablar, dichosas reuniones familiares ¬¬
Y a 5 de marzo, señores, nieve!!
...
¡Felicidades, Rika-chan!
Ya os contare el evento familiar, seguro que de algo puedo hablar, dichosas reuniones familiares ¬¬
Y a 5 de marzo, señores, nieve!!
...
miércoles, 2 de marzo de 2011
2 de Marzo
"Te pido que prestes mucha atención a lo que te voy a decir, necesito tu ayuda para comprender... esa persona eres tú... el otro dia, el sábado, sólo quería ser feliz contigo, te miraba contínuamente, porque algo de mí quiere hacerte feliz, besarte y abrazarte y quedarse así hasta el fin de los tiempos..."
Empezó así. Cuando leí ese párrafo me temblaron las piernas, por emoción y miedo, y tuve que leerlo varias veces. Mi contestación ocupó varios folios por ambas caras, ¿Recuerdas?
Aquel viernes fuimos vilmente interrumpidos, pero pronto nos deshicimos de la interrupción inoportuna y pasamos la tarde solos.
Dos días después, aquel evento fué especial.
¿Recuerdas los cuadernos en los que nos escribíamos? ¿Recuerdas aquellas tardes de domingo por el campo? ¿Aquella tarde con Chiquitín? ¿Aquella mañana, en mi casa, después de recibir las notas? ¿Aquel verano que pasé encerrada? ¿La noche en que me regalaste el segundo anillo? ¿Recuerdas cómo pensábamos que serías mi hellren y yo tu shellan?
Pero algo empezó a fallar y él aprovechó nuestra debilidad para plantar la semilla que haría que nada volviera a ser igual. Aquello fué el principio del fin. Y ambos lo sabíamos.
Tras ese verano, nos sentíamos más fuertes que nunca y las ilusiones y los sueños volvieron... y sin embargo, yo ya lo notaba.
Aún recuerdo el dolor de alejarte de mí, de no querer tocarte, de no poder amarte con sinceridad... recuerdo la asfixia, las lágrimas derramadas en silencio y el momento en que supe que se había marchitado.
"Entonces... Mejor lo dejamos. Será lo mejor para los dos."
Releo el párrafo y recuerdo aquella primera promesa que hicimos, aquella que era tan importante para mí y que no se ha cumplido... esa que decia que, aunque muriera esto, nuestra amistad nunca lo haría.
En fin, ya ha llegdo el primer dos de marzo de muchos sin tí.
Para Eltharyon. "No todo lo que brilla es oro..."
Empezó así. Cuando leí ese párrafo me temblaron las piernas, por emoción y miedo, y tuve que leerlo varias veces. Mi contestación ocupó varios folios por ambas caras, ¿Recuerdas?
Aquel viernes fuimos vilmente interrumpidos, pero pronto nos deshicimos de la interrupción inoportuna y pasamos la tarde solos.
Dos días después, aquel evento fué especial.
¿Recuerdas los cuadernos en los que nos escribíamos? ¿Recuerdas aquellas tardes de domingo por el campo? ¿Aquella tarde con Chiquitín? ¿Aquella mañana, en mi casa, después de recibir las notas? ¿Aquel verano que pasé encerrada? ¿La noche en que me regalaste el segundo anillo? ¿Recuerdas cómo pensábamos que serías mi hellren y yo tu shellan?
Pero algo empezó a fallar y él aprovechó nuestra debilidad para plantar la semilla que haría que nada volviera a ser igual. Aquello fué el principio del fin. Y ambos lo sabíamos.
Tras ese verano, nos sentíamos más fuertes que nunca y las ilusiones y los sueños volvieron... y sin embargo, yo ya lo notaba.
Aún recuerdo el dolor de alejarte de mí, de no querer tocarte, de no poder amarte con sinceridad... recuerdo la asfixia, las lágrimas derramadas en silencio y el momento en que supe que se había marchitado.
"Entonces... Mejor lo dejamos. Será lo mejor para los dos."
Releo el párrafo y recuerdo aquella primera promesa que hicimos, aquella que era tan importante para mí y que no se ha cumplido... esa que decia que, aunque muriera esto, nuestra amistad nunca lo haría.
En fin, ya ha llegdo el primer dos de marzo de muchos sin tí.
Para Eltharyon. "No todo lo que brilla es oro..."
jueves, 24 de febrero de 2011
Impotencia.
Hoy he descubierto que sigo sin tener fuerzas para terminar esa entrada, y eso que llevo escribiendo una semana y está casi lista.
Cada día que pasa me acerca, una vez más a esa fecha.
Este año, sin embargo, todo es diferente... y precisamente por eso me cuesta tanto abrir para expresar.
Aunque sé que si no lo hago, si permanezco callada, si me niego a abrir esa caja, me arrepentiré el resto del año.
Por una vez, no quiero que llegue la primera semana de marzo.
Cada día que pasa me acerca, una vez más a esa fecha.
Este año, sin embargo, todo es diferente... y precisamente por eso me cuesta tanto abrir para expresar.
Aunque sé que si no lo hago, si permanezco callada, si me niego a abrir esa caja, me arrepentiré el resto del año.
Por una vez, no quiero que llegue la primera semana de marzo.
miércoles, 23 de febrero de 2011
Miércoles.
Estabas sentado en un banco frente a mí. Yo te agarraba como de costumbre, de pie, con tu rostro entre mis manos.
Hablabamos con más gente, había alguien de pie a mi lado, y una chica al tuyo. Recuerdo sentir más presencias, pero no tengo la seguridad de haberlas visto.
Te miré, buscando una sonrisa de esas que me quitan el aliento... pero tú no me mirabas a mí.
Ella se levantó y tú la acompañaste sin decirme nada.
Me quedé mirando cómo os alejabais caminando mientras reíais y os mirabais... y entonces os tomasteis de la mano. Como si fuera la primera vez, con timidez, poco a poco.
No pude apartar la mirada y la imagen se congeló.
De repente no había nadie a mi alrededor, sólo vosotros, parados, cogidos de la mano y sonriendoos.
Me vi desde fuera cuando por fin logré apartar la mirada de esa imagen.
Mi figura, ennegrecida, con vosotros de fondo es algo que aun pasada media mañana seguía estando presente.
Eso y el mal cuerpo con el que volví a la consciencia.
Y la maldita sensación de que esa maldita imagen es real.
Desde luego, asco de miércoles.
Hablabamos con más gente, había alguien de pie a mi lado, y una chica al tuyo. Recuerdo sentir más presencias, pero no tengo la seguridad de haberlas visto.
Te miré, buscando una sonrisa de esas que me quitan el aliento... pero tú no me mirabas a mí.
Ella se levantó y tú la acompañaste sin decirme nada.
Me quedé mirando cómo os alejabais caminando mientras reíais y os mirabais... y entonces os tomasteis de la mano. Como si fuera la primera vez, con timidez, poco a poco.
No pude apartar la mirada y la imagen se congeló.
De repente no había nadie a mi alrededor, sólo vosotros, parados, cogidos de la mano y sonriendoos.
Me vi desde fuera cuando por fin logré apartar la mirada de esa imagen.
Mi figura, ennegrecida, con vosotros de fondo es algo que aun pasada media mañana seguía estando presente.
Eso y el mal cuerpo con el que volví a la consciencia.
Y la maldita sensación de que esa maldita imagen es real.
Desde luego, asco de miércoles.
domingo, 20 de febrero de 2011
Ayer, como cada sábado salí de casa para coger el primer autobús de los dos que cojo para verte.
Ayer, volví a encontrarme con el que durante muchos años fue mi mejor amigo. Estuvimos hablando en lo que duró el trayecto hasta mi parada, donde se birfurca nuestro camino, sobre muchas cosas.
Entre ellas, el pasado reciente.
Me contó varios comportamientos que algunas personas tuvieron al enterarse del giro radical que dió mi vida el pasado verano. Me contó que le gritaron por nombrarme en un cumpleaños al que asistió a primeros de julio. Me contó que, en definitiva, para algunas personas soy de todo menos bonita, aunque eso no me sorprendió.
Agradezco que él decidiera ser imparcial, como siempre, una voz sensata en este pueblo de locos.
Odio que la gente se meta en mi vida sin saber. Sufrí al enterarme de lo que estaba pasando y no pude hacer nada por remediarlo.
Me culparon por comenzar a querer.
Y cuatro años después me culpan por dar el estacazo final a lo que una vez fueron sueños e ilusiones.
Podéis iros al infierno. Nunca, repito, nunca he deseado no haber conocido a nadie. Ni siquiera a aquel que me robó el tesoro más preciado del planeta.
Y sin embargo, con vosotros empiezo a dudarlo.
Ayer, volví a encontrarme con el que durante muchos años fue mi mejor amigo. Estuvimos hablando en lo que duró el trayecto hasta mi parada, donde se birfurca nuestro camino, sobre muchas cosas.
Entre ellas, el pasado reciente.
Me contó varios comportamientos que algunas personas tuvieron al enterarse del giro radical que dió mi vida el pasado verano. Me contó que le gritaron por nombrarme en un cumpleaños al que asistió a primeros de julio. Me contó que, en definitiva, para algunas personas soy de todo menos bonita, aunque eso no me sorprendió.
Agradezco que él decidiera ser imparcial, como siempre, una voz sensata en este pueblo de locos.
Odio que la gente se meta en mi vida sin saber. Sufrí al enterarme de lo que estaba pasando y no pude hacer nada por remediarlo.
Me culparon por comenzar a querer.
Y cuatro años después me culpan por dar el estacazo final a lo que una vez fueron sueños e ilusiones.
Podéis iros al infierno. Nunca, repito, nunca he deseado no haber conocido a nadie. Ni siquiera a aquel que me robó el tesoro más preciado del planeta.
Y sin embargo, con vosotros empiezo a dudarlo.
lunes, 14 de febrero de 2011
San Valentín
Hoy, aburrida en el tren, recordé el primer San Valentín que celebré.
Me escribieron una carta y la dejaron en el buzón de mi casa. Mi madre recogió el sobre y me lo dió.
No recuerdo nada a pesar de que la leí un trillón de veces. Y venía acompañada de un regalo, pero tampoco recuerdo nada.
Los años han ido pasando y poco a poco dejé de regalar nada comprado por este santo tan absurdo en el que se aprovechan de los sentimientos de las personas para hacer caja. Prefiero pensar eso a pensar que hemos llegado al punto de no saber expresar lo que sentimos por alguien si no es con algo material.
Admito que yo misma he hecho regalos por San Valentín. El primero, que correspondió a aquella carta, fue un llavero muy peculiar y otra carta.
En los últimos años, sin embargo, he decidido expresar lo que siento este día con un postre casero.
Pero cualquier día haré lo mismo aunque no sea mediados de febrero ni el día del amor. Porque yo celebro que estoy enamorada con cada beso que le doy a mi pareja, con cada gesto, con cada cita. No necesito una fecha para corresponder a eso.
Tampoco me gustaría que mi pareja la necesitara.
Porque cualquier regalo es mil veces más agradecido si es desinteresado y en una fecha cualquiera sin señalar.
Sólo queda por añadir, que cada uno haga lo que crea oportuno.
Feliz día del amor.
Me escribieron una carta y la dejaron en el buzón de mi casa. Mi madre recogió el sobre y me lo dió.
No recuerdo nada a pesar de que la leí un trillón de veces. Y venía acompañada de un regalo, pero tampoco recuerdo nada.
Los años han ido pasando y poco a poco dejé de regalar nada comprado por este santo tan absurdo en el que se aprovechan de los sentimientos de las personas para hacer caja. Prefiero pensar eso a pensar que hemos llegado al punto de no saber expresar lo que sentimos por alguien si no es con algo material.
Admito que yo misma he hecho regalos por San Valentín. El primero, que correspondió a aquella carta, fue un llavero muy peculiar y otra carta.
En los últimos años, sin embargo, he decidido expresar lo que siento este día con un postre casero.
Pero cualquier día haré lo mismo aunque no sea mediados de febrero ni el día del amor. Porque yo celebro que estoy enamorada con cada beso que le doy a mi pareja, con cada gesto, con cada cita. No necesito una fecha para corresponder a eso.
Tampoco me gustaría que mi pareja la necesitara.
Porque cualquier regalo es mil veces más agradecido si es desinteresado y en una fecha cualquiera sin señalar.
Sólo queda por añadir, que cada uno haga lo que crea oportuno.
Feliz día del amor.
domingo, 13 de febrero de 2011
Anoche
A veces me sorprendo de lo rápidas que pueden pasarse casi veinte horas cuando las pasas bien acompañada.
No obstante, esta vez fue distinto.
Han pasado ya seis meses desde aquella primera vez que pude contemplarte y aun así cada vez me sorprendes de una manera distinta.
Me besas, me abrazas, recorres cada milímetro de mi piel como si fuera la primera vez, dejándote llevar poco a poco por lo que yo te transmito y haciéndome querer más de esa magia que sólo tú sabes crear.
Anoche, sin embargo, mi curiosidad necesitaba ir más allá.
Necesitaba sentirte completamente. Rodearte, abrazarte... amarte.
Necesitaba unirme a ti de todas las maneras posibles.
Porque anoche todo lo que podía sentir era mi corazón queriendo salirse de mi pecho, mis ojos perdidos en los tuyos y todo el amor que te tengo luchando por explotar.
Sólo podía pensar que quiero beber de ti hasta hartarme, ahogarme entre tus brazos y ser uno contigo.
Si.. Anoche me dí cuenta de que me importas más de lo que estoy dispuesta a admitir.
No obstante, esta vez fue distinto.
Han pasado ya seis meses desde aquella primera vez que pude contemplarte y aun así cada vez me sorprendes de una manera distinta.
Me besas, me abrazas, recorres cada milímetro de mi piel como si fuera la primera vez, dejándote llevar poco a poco por lo que yo te transmito y haciéndome querer más de esa magia que sólo tú sabes crear.
Anoche, sin embargo, mi curiosidad necesitaba ir más allá.
Necesitaba sentirte completamente. Rodearte, abrazarte... amarte.
Necesitaba unirme a ti de todas las maneras posibles.
Porque anoche todo lo que podía sentir era mi corazón queriendo salirse de mi pecho, mis ojos perdidos en los tuyos y todo el amor que te tengo luchando por explotar.
Sólo podía pensar que quiero beber de ti hasta hartarme, ahogarme entre tus brazos y ser uno contigo.
Si.. Anoche me dí cuenta de que me importas más de lo que estoy dispuesta a admitir.
sábado, 5 de febrero de 2011
7.
Que me encantas es algo que no te pilla por sorpresa. Que haces que me derrita cada vez que me besas, tampoco. De la misma manera que tampoco es nuevo el hecho de que ocupas un lugar especial en mi interior.
Sin embargo sé que mi cabecita loca a veces hace que dudes de todo esto, aunque no lo digas.
Pero quiero que sepas que leí aquel mensaje tantas veces que podría recitartelo sin verlo en cualquier momento.
Que recuerdo como si de una foto se tratara el momento en que, sentado en aquel banco, me miraste y dijiste que te gustaba, sí, pero no...
Recuerdo cómo me temblaba el brazo cada vez que recorría tu cuello con un mechon de mi melena. Y cómo se erizaba tu piel y disfrutabas de aquella sensación.
Recuerdo cuando, tras pasar toda la tarde abrazados bajo aquel arbol, caminamos juntos de la mano como si tal cosa.
Recuerdo el peso de tu cuerpo sobre el mío momentos antes del mordisco más placentero de la historia, y la manera en que agarraste mi muñeca en aquel instante.
El sabor y la torpeza del primer beso que me diste y cómo, ruborizado, sonreíste y volviste a intentarlo.
La manera en que se nos atragantaban esas dos palabras que aún hoy a veces se traban y tu forma de pararme, a mí y al tiempo, aquel atardecer en que el primer te quiero salió de tus labios.
Tus mejillas encendidas cuando lo escuchaste de los míos.
Los nervios de la primera noche solos...
Y todos esos detalles que hacen que me enamore más de tí cada segundo que pasa, como la forma en que sonríes cuando te miro.
El brillo de tus ojos.
Cada sonrisa que me arrancas, cada abrazo, cada uno de los minutos que te levantas antes cada mañana sólo por vernos antes de que el tren nos separe de nuevo y que hacen que madrugar sea más llevadero...
Por todo eso y más quiero que sepas que aunque a veces creas que me olvido, no es así. Porque me importas. Mucho.
Y quiero que sepas que seguirás importándome.
Felices 7 meses. Te quiero.
Sin embargo sé que mi cabecita loca a veces hace que dudes de todo esto, aunque no lo digas.
Pero quiero que sepas que leí aquel mensaje tantas veces que podría recitartelo sin verlo en cualquier momento.
Que recuerdo como si de una foto se tratara el momento en que, sentado en aquel banco, me miraste y dijiste que te gustaba, sí, pero no...
Recuerdo cómo me temblaba el brazo cada vez que recorría tu cuello con un mechon de mi melena. Y cómo se erizaba tu piel y disfrutabas de aquella sensación.
Recuerdo cuando, tras pasar toda la tarde abrazados bajo aquel arbol, caminamos juntos de la mano como si tal cosa.
Recuerdo el peso de tu cuerpo sobre el mío momentos antes del mordisco más placentero de la historia, y la manera en que agarraste mi muñeca en aquel instante.
El sabor y la torpeza del primer beso que me diste y cómo, ruborizado, sonreíste y volviste a intentarlo.
La manera en que se nos atragantaban esas dos palabras que aún hoy a veces se traban y tu forma de pararme, a mí y al tiempo, aquel atardecer en que el primer te quiero salió de tus labios.
Tus mejillas encendidas cuando lo escuchaste de los míos.
Los nervios de la primera noche solos...
Y todos esos detalles que hacen que me enamore más de tí cada segundo que pasa, como la forma en que sonríes cuando te miro.
El brillo de tus ojos.
Cada sonrisa que me arrancas, cada abrazo, cada uno de los minutos que te levantas antes cada mañana sólo por vernos antes de que el tren nos separe de nuevo y que hacen que madrugar sea más llevadero...
Por todo eso y más quiero que sepas que aunque a veces creas que me olvido, no es así. Porque me importas. Mucho.
Y quiero que sepas que seguirás importándome.
Felices 7 meses. Te quiero.
miércoles, 2 de febrero de 2011
Londres
Sentada en esta silla de madera de la biblioteca, al lado de la ventana y aturdida por el calor del radiador, mi mente se prepara para echar a volar mientras veo pasar los minutos como si no tuviera importancia el hecho de que estoy perdiendo el tiempo.
Me acomodo todo lo que puedo y mientras la música penetra en mis oidos de forma tenue, pienso que hace un año, justo hoy, me encontraba en Londres.
La llovizna en la capital inglesa se precipitaba sobre mi pelo, más rubio y más largo de lo que es ahora, mientras paseabamos juntas en lo que ha sido mi primera salida de éste país.
Pienso en cómo hemos cambiado.
Las sonrisas que me dedicó en aquel viaje hoy no son más que recuerdos de lo que eran tiempos mejores, y aunque sé que se repondrá, no puedo evitar sentir nostalgia.
Desvío esos pensamientos y surge entonces la evidencia de cómo he cambiado yo.
Recuerdo que al volver a la pensión, mientras cenaba descalza sobre la cama un poco de pan con fiambre y los muffins más deliciosos del planeta, recibí tu mensaje.
Corto y conciso.
Entonces te llamé. Te conté mis andanzas y nos reímos sobre que el mes que viene es marzo. Debo confesar que una de mis mitades se ilusionó al recibir el mensaje. La otra... no.
Pienso ahora en todo el tiempo que ha pasado desde aquello, y en el presente.
A veces las voces de mi cabeza, esas sensatas que me recuerdan que este cuento también tendrá un final, se silencian y me olvido de eso.
Olvido que nada es eterno.
Olvido que un día se desvanecerá como se desvanecen las flores con la llegada del otoño.
Olvido la impotencia, la desesperación y el dolor.
Olvido que llegaremos a una bifurcación en el camino, y que cada uno tomará una senda diferente.
No quiero olvidarlo, porque quizá de esta manera duela menos. Pero... no puedo evitar hacerme ilusiones de las que se que acabaré arrepintiéndome.
Y sé que es contradictorio y hasta un poco masoquista, pero no quiero dejar de ilusionarme.
Me acomodo todo lo que puedo y mientras la música penetra en mis oidos de forma tenue, pienso que hace un año, justo hoy, me encontraba en Londres.
La llovizna en la capital inglesa se precipitaba sobre mi pelo, más rubio y más largo de lo que es ahora, mientras paseabamos juntas en lo que ha sido mi primera salida de éste país.
Pienso en cómo hemos cambiado.
Las sonrisas que me dedicó en aquel viaje hoy no son más que recuerdos de lo que eran tiempos mejores, y aunque sé que se repondrá, no puedo evitar sentir nostalgia.
Desvío esos pensamientos y surge entonces la evidencia de cómo he cambiado yo.
Recuerdo que al volver a la pensión, mientras cenaba descalza sobre la cama un poco de pan con fiambre y los muffins más deliciosos del planeta, recibí tu mensaje.
Corto y conciso.
Entonces te llamé. Te conté mis andanzas y nos reímos sobre que el mes que viene es marzo. Debo confesar que una de mis mitades se ilusionó al recibir el mensaje. La otra... no.
Pienso ahora en todo el tiempo que ha pasado desde aquello, y en el presente.
A veces las voces de mi cabeza, esas sensatas que me recuerdan que este cuento también tendrá un final, se silencian y me olvido de eso.
Olvido que nada es eterno.
Olvido que un día se desvanecerá como se desvanecen las flores con la llegada del otoño.
Olvido la impotencia, la desesperación y el dolor.
Olvido que llegaremos a una bifurcación en el camino, y que cada uno tomará una senda diferente.
No quiero olvidarlo, porque quizá de esta manera duela menos. Pero... no puedo evitar hacerme ilusiones de las que se que acabaré arrepintiéndome.
Y sé que es contradictorio y hasta un poco masoquista, pero no quiero dejar de ilusionarme.
domingo, 30 de enero de 2011
Domingo.
Tenía la ilusión de que al menos se acordara, aunque fuera tarde, de lo importante que ha sido esta semana para mí.
Tenía la ilusión de que mostrara un poco de interés sobre lo que ocurre en mi vida.
Tenía la ilusión de que compartiera conmigo al menos un poco de nerviosismo al respecto.
Pero una vez más me ha demostrado que todo lo que digo no importa.
Una vez más me ha demostrado que no le interesa si soy un deshecho humano o intento hacer algo con mi vida.
Una vez más soy un cero a la izquierda en su lista de prioridades.
Ni siquiera sabía de qué estaba hablando.
Ni siquiera ha intentado enterarse.
A veces me pregunto por qué sigo teniendo esperanzas en que un día se acuerde de nosotros, si despues de tantos años debería tener más que sabido que eso no va a ocurrir.
Sólo queda entonces desear no comportarme de esa manera con mis futuros hijos.
Y desear que ellos tengan la suerte de tener un padre que los considere importantes.
Tenía la ilusión de que mostrara un poco de interés sobre lo que ocurre en mi vida.
Tenía la ilusión de que compartiera conmigo al menos un poco de nerviosismo al respecto.
Pero una vez más me ha demostrado que todo lo que digo no importa.
Una vez más me ha demostrado que no le interesa si soy un deshecho humano o intento hacer algo con mi vida.
Una vez más soy un cero a la izquierda en su lista de prioridades.
Ni siquiera sabía de qué estaba hablando.
Ni siquiera ha intentado enterarse.
A veces me pregunto por qué sigo teniendo esperanzas en que un día se acuerde de nosotros, si despues de tantos años debería tener más que sabido que eso no va a ocurrir.
Sólo queda entonces desear no comportarme de esa manera con mis futuros hijos.
Y desear que ellos tengan la suerte de tener un padre que los considere importantes.
martes, 18 de enero de 2011
La veo desanimada, triste y desganada con todo cuanto la rodea.
La oigo hablar y su voz no es la misma. La escucho decir que no quiere levantarse al día siguiente. Y no me cuenta nada, ni aunque pregunte.
Intento acercarme, intentar comprender qué la pasa por la cabeza. Intento hablar con ella. Intento sacarla una sonrisa al día.
Pero nada funciona.
Así que desisto. Desaparezco de la habitación una vez más y me refugio en el suave calor de la pantalla del ordenador, donde al menos puedo expresar el daño que me hace al ignorarme.
Porque suena el teléfono.
Y entonces la voz la cambia, y al volver, sonríe.
Porque hay alguien que la entiende mejor que yo.
Y sé que es normal, sé que las cosas deben ser así, pero me siento a parte de todo, porque todos lo saben y yo no.
Y no puedo pintar sonrisas si no sé qué lienzo debo alisar antes.
La oigo hablar y su voz no es la misma. La escucho decir que no quiere levantarse al día siguiente. Y no me cuenta nada, ni aunque pregunte.
Intento acercarme, intentar comprender qué la pasa por la cabeza. Intento hablar con ella. Intento sacarla una sonrisa al día.
Pero nada funciona.
Así que desisto. Desaparezco de la habitación una vez más y me refugio en el suave calor de la pantalla del ordenador, donde al menos puedo expresar el daño que me hace al ignorarme.
Porque suena el teléfono.
Y entonces la voz la cambia, y al volver, sonríe.
Porque hay alguien que la entiende mejor que yo.
Y sé que es normal, sé que las cosas deben ser así, pero me siento a parte de todo, porque todos lo saben y yo no.
Y no puedo pintar sonrisas si no sé qué lienzo debo alisar antes.
domingo, 16 de enero de 2011
Hoy, mientras revolvía unos papeles, encontré ese cuaderno amarillo.
Cuando quise darme cuenta, me había enfrascado tanto en su lectura que comencé a sentir la agonía que sentí en aquellos momentos.
Aquellos primeros besos, primeras caricias, aquel primer te quiero que salió de nuestros labios, aquel ocho de agosto, las discusiones, las mentiras, y el final.
Y la hoguera en la aquellos dos años quedaron destruidos como si nunca hubieran existido.
Pienso en cómo hemos cambiado, tanto tiempo después.
Pienso en todas las cosas que aprendí contigo.
Pienso en lo malo... y entonces vuelvo al presente.
Y la puerta entreabierta se cierra de golpe y es cubierta suavemente por las rosas del hermoso rosal en que vivo ahora.
A veces pienso que debería quemarlo.
Cuando quise darme cuenta, me había enfrascado tanto en su lectura que comencé a sentir la agonía que sentí en aquellos momentos.
Aquellos primeros besos, primeras caricias, aquel primer te quiero que salió de nuestros labios, aquel ocho de agosto, las discusiones, las mentiras, y el final.
Y la hoguera en la aquellos dos años quedaron destruidos como si nunca hubieran existido.
Pienso en cómo hemos cambiado, tanto tiempo después.
Pienso en todas las cosas que aprendí contigo.
Pienso en lo malo... y entonces vuelvo al presente.
Y la puerta entreabierta se cierra de golpe y es cubierta suavemente por las rosas del hermoso rosal en que vivo ahora.
A veces pienso que debería quemarlo.
viernes, 14 de enero de 2011
Incertidumbre
El miedo se fue instalando en mi interior a medida que pasaban los días, y en el momento en que la sospecha se hizo real aquella tarde, no pude frenar lo que venía germinando.
¿Me querrías igual?
¿Estarías ahi conmigo?
¿Dejarías que llorara en tu hombro?
¿Me cuidarías?
Poco a poco, mis pensamientos fueron haciéndose más intensos, a la vez que yo misma disfrutaba de cada minuto contigo e intentaba, muchas veces sin éxito, no pensar en que teníamos una bomba de relojería que podría estallar en cualquier momento.
¿Me verías con los mismos ojos?
¿Se apagaría la pasión?
¿Seguiría siendo importante para tí?
¿Te cansarías?
Entonces, en los últimos días antes de la prueba definitiva, inconscientemente me alejaba de tí. Quizá intentaba protegerte, o protegerme, de todo lo que podría haber pasado.
Quizá intenté que bajáramos un poco de ese cielo en el que flotamos para no darnos tan fuerte contra el suelo.
Porque sueño con un futuro contigo, aunque lo niegue.
Porque te amo con toda mi alma y seguiré haciéndolo.
Porque soy idiota y no tengo remedio.
¿Me querrías igual?
¿Estarías ahi conmigo?
¿Dejarías que llorara en tu hombro?
¿Me cuidarías?
Poco a poco, mis pensamientos fueron haciéndose más intensos, a la vez que yo misma disfrutaba de cada minuto contigo e intentaba, muchas veces sin éxito, no pensar en que teníamos una bomba de relojería que podría estallar en cualquier momento.
¿Me verías con los mismos ojos?
¿Se apagaría la pasión?
¿Seguiría siendo importante para tí?
¿Te cansarías?
Entonces, en los últimos días antes de la prueba definitiva, inconscientemente me alejaba de tí. Quizá intentaba protegerte, o protegerme, de todo lo que podría haber pasado.
Quizá intenté que bajáramos un poco de ese cielo en el que flotamos para no darnos tan fuerte contra el suelo.
Porque sueño con un futuro contigo, aunque lo niegue.
Porque te amo con toda mi alma y seguiré haciéndolo.
Porque soy idiota y no tengo remedio.
martes, 4 de enero de 2011
Enero.
Han pasado seis meses desde que el hambriento lobo sucumbiera a la tentación y optara por fin por morderme.
Aquel día que tanto había esperado llegó de forma tan inesperada que el corazón se me desboca cada vez que lo recuerdo.
La sensación de tenerte tan cerca de mi cuello, de tu aliento rozándome de forma sublime, erizándome cada centímetro de piel...
Ese primer contacto de tus labios con los mios desató una fuerza que desde entonces no puedo contener.
Hoy, medio año después, veo un rosal resplandeciente que tiene ganas de seguir creciendo hacia el cielo y llegar tan alto que no se distinga su final.
Porque no quiero ver ese final, quiero perderlo de vista, quiero alargar nuestro camino hasta el infinito y luchar por y para ello, y hacer que te sientas orgulloso.
Tan orgulloso que no quieras marcharte nunca, porque el tiempo se detiene cuando me dices que me quieres.
Porque cuando paseamos cogidos de la mano, floto.
Porque cuando me besas siento que tengo la Luna a mis pies.
Porque cuando me abrazas me encuentro en el lugar más confortable que se pueda imaginar.
Porque despertarme a tu lado me hace sentir la mujer más afortunada del planeta.
Gracias por estos seis primeros meses tan maravillosos. Te quiero ^^
Aquel día que tanto había esperado llegó de forma tan inesperada que el corazón se me desboca cada vez que lo recuerdo.
La sensación de tenerte tan cerca de mi cuello, de tu aliento rozándome de forma sublime, erizándome cada centímetro de piel...
Ese primer contacto de tus labios con los mios desató una fuerza que desde entonces no puedo contener.
Hoy, medio año después, veo un rosal resplandeciente que tiene ganas de seguir creciendo hacia el cielo y llegar tan alto que no se distinga su final.
Porque no quiero ver ese final, quiero perderlo de vista, quiero alargar nuestro camino hasta el infinito y luchar por y para ello, y hacer que te sientas orgulloso.
Tan orgulloso que no quieras marcharte nunca, porque el tiempo se detiene cuando me dices que me quieres.
Porque cuando paseamos cogidos de la mano, floto.
Porque cuando me besas siento que tengo la Luna a mis pies.
Porque cuando me abrazas me encuentro en el lugar más confortable que se pueda imaginar.
Porque despertarme a tu lado me hace sentir la mujer más afortunada del planeta.
Gracias por estos seis primeros meses tan maravillosos. Te quiero ^^
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